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jueves, 10 de mayo de 2012

1er Carnaval de la Nutrición: Educarse para educar

¿Qué comer? Esa es la cuestión.

Este mes las Ventanas Verdes hemos decidido que nuestro reto sea la participación en el 1er Carnaval de la Nutrición, bajo el lema: enseñar a comer, enseñar a crecer.

A mi me ha parecido interesante enfocarlo desde la perspectiva de que es necesario que los adultos aprendan primero a comer decentemente para que así puedan enseñar a sus hijos. Las pocas veces que voy al super suelo ver los carros de la compra de las familias llenos de productos procesados, bollería industrial, pizzas congeladas..... toda clase de cosas de las que se pueden preparar al llegar a casa rápidamente, cosas que los niños cenen sin quejarse de manera que no den mucho la lata. Entiendo que todos llegamos a casa agotados del curro y sin ganas de hacer florituras en la cocina y encima pelearnos con el crío para que se coma la verdura. Al final nos vence la comodidad. Pero la comodidad tiene un precio: obesidad infantil, niños con el colesterol por las nubes..... y lo peor es que el precio lo pagarán los niños, porque su salud se resentirá toda su vida.

Así que esta entrada va destinada a los padres. Últimamente me he aficionado a leer libros relacionados con la alimentación desde un punto de vista muy activista. Uno de ellos, El detective en el supermercado, de Michael Pollan, comienza con esta sencilla frase: Coma comida, no demasiada, plantas en su mayor parte.

Y eso es lo que necesitan lo niños, volver a comer comida. Pero los padres en su mayor parte están bastante perdidos. Por eso en el libro el autor da unas sencillas claves para que volvamos a "comer comida", escapando así de la enfermiza dieta occidental:

  1. No coma nada que su bisabuela no reconocería como comida. O, dicho de otro modo, evite los alimentos procesados. Una razón de peso para no comerlos es que son mucho más densos en energía que los alimentos enteros: contienen cantidades mucho menores de agua, fibra y micronutrientes y mucha más grasa y azúcar, haciéndolos más calóricos y menos nutritivos. Y, lo peor de todo, engañan a nuestro cuerpo que no se da cuenta de las calorías que está consumiendo.
  2. Evite los productos que contengan ingredientes que sean: a) desconocidos, b) impronunciables, c) más de cinco, d) que incluyan jarabe de maíz rico en fructosa. Un ejemplo claro de esto es el pan blanco: un alimento que sólo necesita llevar agua, harina, levadura y sal. Si miramos las etiquetas del pan de molde del super, veréis que llevan cantidad de cosas de dudoso origen. El típico pan bimbo blanco lleva 14 ingredientes, incluyendo correctores de acidez, 2 tipos de conservantes y 3 tipos de emulsionantes. Y eso que no están obligados a declarar las enzimas que le añaden a la harina, algunas de las cuales son OGM..... Si el pan, que es un alimento sencillo, lo complican tanto, imaginaos el resto de productos industriales.
  3. Evite los productos alimenticios que exhiban afirmaciones de propiedades saludables. Para que un producto lleve esas afirmaciones en el paquete, primero tiene que tener un paquete. Por lo que de entrada es más probable que se trate de un alimento procesado que de uno entero. Omegas-6, omegas-3, aminoácidos, antioxidantes.... nos han vendido la moto y nos toman el pelo tratando de endosarnos un Tontivia (como llama Lucía a los yogures de marras) que no es ni más ni menos que un yogur, pero por el que te clavan el doble. Los verdaderos productos saludables, los de los pasillos de fruta y verdura, no tienen carteles que anuncien sus propiedades. Las fraudulentas afirmaciones de propiedades saludables han convertido a los supermercados en lugares especialmente traicioneros a la hora de comprar verdadera comida. Lo cual nos lleva a la siguiente regla.
  4. Salga del supermercado lo antes posible. Compre en mercados, y, si tiene la posibilidad, en mercados de agricultor. Allí no encontrará nada con largas listas de ingredientes impronunciables, dudosas afirmaciones de propiedades saludables, ni nada para calentar en el microondas. Lo que encontrará son alimentos enteros frescos. Y, si es un mercado de agricultor, recogidos en su mejor momento de sabor y cualidades nutricionales, precisamente la clase de alimentos que su bisabuela habría reconocido fácilmente como comida. Además, comer de temporada diversificará su dieta. 
  5. Coma plantas en su mayor parte, sobre todo hojas. Nadie duda que comer vegetales es bueno, pero por algún motivo la mayor parte de la gente tiende a considerar que una comida sólo a base de vegetales no es una comida completa. Y no es así. El único nutriente que no podemos obtener de los vegetales crudos es la vitamina B12. Sin embargo, la produce una bacteria y por ello sí la encontramos en los productos fermentados. En cualquier caso, se debe comer carne roja con moderación, porque su ingesta en grandes cantidades aumenta el riesgo de sufrir afecciones cardiacas y cáncer. Las hojas, sin embargo, son alimentos ricos en fibra y antioxidantes.
  6. Coma como un omnívoro. La biodiversidad en la dieta nos ayuda a cubrir todas nuestras ncesidades nutricionales. Y además, la biodiversidad en la dieta supone más biodiversidad en el campo.
  7. Coma alimentos silvestres cuando pueda. Dos de los vegetales más nutritivos del mundo son malezas, el cenizo y la verdolaga. Los bosques están llenos de plantas que contienen niveles más altos de diversos fitoquímicos y de ácidos grasos omega-3 que sus equivalentes cultivadas. Esto se debe a que estas plantas deben defenderse de las plagas y enfermedades sin ninguna ayuda de nuestra parte.
  8. Pague más, coma menos. Sacrificar la cantidad por la calidad suele ser una buena idea, sobre todo teniendo en cuenta que actualmente el occidental medio está sobrealimentado. No se puede negar el hecho de que los buenos alimentos cuestan más, porque se han cultivado con más esmero y de manera menos intensiva. Pero alimentarnos mejor nos ayudará a tener una mejor salud, así que hay que contemplarlo como una inversión. Que tu comida sea tu medicina. Respecto a lo de comer menos, se ha demostrado que ingerir una cantidad moderada de calorías ralentiza el envejecimiento. Comer en exceso estimula la división celular y la producción de radicales libres.  
  9. Haga comidas, y haga todas las comidas a la mesa. Evite comer entre horas. Haga comidas, y que sean sentados a la mesa. Es a la mesa donde socializamos y educamos a nuestros hijos, donde les enseñamos modales y el arte de la conversación. Es a la mesa del comedor donde los padres establecen el tamaño de las porciones, la forma ejemplar de comer y el comportamiento con el alcohol, y hacen cumplir unas normas sociales en relación a la gula, la glotonería y el derroche. Las comidas compartidas son algo más que alimentar el cuerpo; son instituciones exclusivamente humanas, en las que nuestra especie desarrolló el lenguaje y esa cosa que llamamos cultura.
  10. Coma despacio. El cerebro tarda 20 minutos en recibir la orden de que el estómago esta lleno. Si tardamos menos de ese tiempo en comer, comeremos más de lo que necesitamos porque no nos dará tiempo a escuchar a nuestro estómago. Por eso hay que comer despacio, de manera que de tiempo a que la sensación de saciedad llegue a nuestro cerebro y sólo comamos lo que nuestro cuerpo necesita.
  11. Cocine, y, si puede, cultive un huerto. O, si no, coma alimentos cultivados en tierras sanas y locales. Tomar parte en el proceso de procurarnos el sustento es la forma más segura de escapar de la cultura de la comida rápida y los anti-valores que lleva implícitos: que la comida debería ser rápida, barata y fácil; que la comida es un producto de la industria, no de la tierra; que la comida es un combustible, y no una forma de comunión con otras personas y con otras especies. Cocinar y cultivar nuestros alimentos nos ayudará en la tarea de evitar estos anti-valores. Y sobre todo es una experiencia muy enriquecedora para los niños, que desarrollarán sin duda curiosidad por saber cómo saben esas remolachas que tantos meses han tardado en crecer. Si no puede cultivar un huerto, coma alimentos cultivados en tierras sanas. Hay estudios que aseguran que los suelos ricos en materia orgánica producen alimentos más nutritivos. Y, si además son productos locales, se asegurará de que su calidad nutricional no se ha deteriorado tras largas jornadas de transporte.
Sé que hay que hacer un esfuerzo por seguir estos consejos, que lo fácil es ir a comprar a la gran superficie de turno a la salida del trabajo.... pero creo que si los que tenéis niños hacéis ese esfuerzo nos aseguraremos de que las generaciones futuras comerán mucho mejor, y estarán más sanas, no sólo físicamente. 

Os invito a que abráis la ventana de Heva que publicará su entrada el 14 de mayo.

26 comentarios:

  1. Es mi libro de "nutrición" favorito, aunque parece mentira que alguien tenga que venir a explicarnos qué es comida, ¡qué animales más extraños que somos los humanos! :-)

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  2. Hace tanto que lo leí... no me acordaba de algunas cosas. Los niños son una guerra para comer verduras si a lo que están acostumbrados es a comer croquetas, patatas fritas, jamón york y pizza. Niños que llevan toda la vida comiendo legumbre, verduras, ensaladas y demás en su casa, no tienen mayor problema. Razón de más para no caer en el error de darles "comida de niños" (como me enerva esa expresión).
    Sería guay que pusieras el logo del Carnaval Ajonjoli. Si quieres, eh?
    Un buen enfoque, felicidades!

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  3. Madre mía, lo voy a imprimir para no olvidarme de nada...Es tan sabio lo que nos cuentas.....Mira ayer mismo fui al super y quería comprar nata vegetal, pues me pongo a mirar, ya de mano más calorias que la nata normal, encima estaba hecha con suero de mantequilla o algo así....., otro apunte, esta semana he hecho nuggets de merluza caseros cuando veo lo que llevan los comprados me asusto....y eso que no soy muy estricta con todos estos temas, y.....¿porqué la carne picada lleva azúcar?, es alucinante. Cada día como menos carne, lo reservo para ocasiones muy especiales y así lo disfruto más porque de verdad me gusta. No compramos nunca productos enriquecidos, ¿huevos con omega tres o flan?, ¿para qué?. En nuestra casa NO EXISTE.."comida para niños", en casa se come de todo y nunca tengo que preparar nada especial para ellos, bueno sí....¡cuando vienen invitados!. Se que en un futuro me lo agradecerán, habrán probado todo y ellos mismos elegirán lo que más les guste.... Me llena de orgullo decir que mis hijos comen algas y que comen de todo....
    Un besazo

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  4. No me he leído el libro pero ya le ha anotado, desde luego que siguiendo estas pautas, conseguiríamos una alimentación en toda regla, tanto niños como adultos. Ahora mismo lo comparto en el Fb. Besos

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  5. Yo tampoco me he leido este libro pero lo anoto, pq. se ve muy interesante. Muy buena entrada. Bss guapa.

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  6. Magníficamente expuesto. Comparto desde la página de FB Dulce y Danza.
    Mil gracias!

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  7. Menos lo de cultivar mi propio huerto, (porque la zona está invadida de conejos y ardillas que se lo comen todo )practico todo lo demás y me identifico absolutamente con toda la información que has recopilado, sobre todo con el primer punto que siempre tengo presente.Mi contribución a tu entrada consistirá en mandar a los padres de la escuela unitaria a la que van mis hijos este post, a ver si les hacemos ser más conscientes de la importancia de un consumo responsable. Un saludo para tí y para atodos los que participan en tu blog.

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  8. tengo el libro lo recomendó hace muuuucho tiempo Marona y lo compré....muy buena entrada....aunque es verdad que en según que zonas es complicado llevar todos los puntos a cabo...
    Personalmente me gusta comer lo de siempre, lo que mi abuela y madre me han enseñado a cocinar...comer...ya nunca me han atraído según que cosas...me gusta lo normal lo de toda la vida.
    beeeesos

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  9. Perfecto resumen! Yo de momento sigo esos consejos menos el de comer despacio, ¡cómo me cuesta! Un abrazo

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  10. Totalmente de acuerdo con todos los puntos.
    Un abrazo

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  11. A mí no me tienes que convencer de nada, ya hace tiempo que lo leí... :) Una de las cosas que más me cabrea son los alimentos "con propiedades", por no hablar de las modas y teorías raras que cada cuatro días se sacan de la manga, que si ahora esto es malo, que si ahora no se puede vivir sin ello... bah.

    También quería decirte cuánta envidia me dan esas berenjenas blancas, a ver si este verano las vuelvo a encontrar. Bs

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  12. Bueno, ya sabes que si por mí fuera te votaría para presidenta. Genial entrada, qué bien lo explicas todo.

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  13. Creo que delante de nosotros ha estado la "generación del avecrem" y toda la sabiduría de antaño se perdió. Recuperar lo de la bisabuela es recordarlo todo, recuperar las comidas sanas y locales, la comida de verdad.
    Me ha encantado esta información. Un besote.

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  14. Ya te comenté que estamos liados con un minihuerto en macetas, sobretodo para que los niños aprendan de donde viene lo que comen, nuestra planta de fresas nos regalo dos fresitas esta semana y estabamos todos tan contentos :) Ayer en el mercado compre una plantita de tomates, mañana la plantaré con los niños.
    Un besote

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  15. Yo decidí junto con mi madre plantar tomateras en el balcón de casa.... Estaban deliciosos aquellos tomates, ni comparación...!
    Acabo de encontrarme con tu blog y m eha gustado mucho, me quedo siguiéndote, si quieres pasarte por el mío: coeurdecuisine.blogspot.com
    Un saludo desde coeurdecuisine!

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  16. Coincido con todo, pero de manera especial con comer en la mesa en conjunto, para hablar y comunicarse. Siempre detesté la gente que come en las piezas con la tv encima, nadie habla y engullen sin darse cuenta.
    Lo de la cocina de mercado es fundamental, cuando cambié de continente me costó bastante adaptarme a los cambios y a lograr saber cuando era temporada de cual o tal verdura, pero gracias a la revista ecológica a la que estoy suscrita me he informado y lo he solucionado.
    Es muy interesante como el cuerpo reacciona a las frutas y verduras de temporada, parece que lo pidiera.
    Estupendo post, yo creo que la comodidad es el rey en todo, desgraciadamente la gente se olvida que un niño es una responsabilidad y terminan dando cualquier cosa para que no joda.
    Un beso.

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  17. Ajonjolí, qué precioso post!!!!. No conocía ese libro, pero ya me has alentado a leerlo. Coincido con todo lo que dices y es que, además, es lógico todo. El problema es la comodidad... Yo no tengo hijos, pero siempre le digo a mis amigas madres cosillas de éstas y me miran con una cara... Alguna me escucha e incluso me llama para preguntarme, pero la mayoría... Es lo que tú dices, no están pensando en el futuro. Una lástima. Yo, sin duda, me esforzaría muchísimo si fuera madre.
    Nosotros compramos los domingos en un mercado agrícola local y, aparte de que todo es de la zona medianías y norte de Gran Canaria, es de temporada y mucho más económico. Yo me vengo a casa con el carro hasta los topes (y los puerros sobresaliendo) por unos 12-14€. Si se busca bien y se elige mejor, no todo tiene que ser carísimo. Aparte, ya sabes, tengo la suerte de que mis padres tengan una finquita y nos surtimos de fruta y algunas verduritas bien buenas (y totalmente libres de productos químicos...).
    Con tu permiso, voy a compartir este post tuyo.
    Besitos y besotes

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  18. Estoy contigo, no todo lo comestible es comida. Tenemos que diferenciar entre lo que comemos que es aquello que realmente es comida y nos aporta esa frase de " somos lo que comemos".

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  19. Qué entrada más interesante, con tu permiso la voy a copiar para tener todo lo que nos dices bien fresquito.
    Un beso

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  20. No conozco el libro pero todo lo que cuentas me gusta!!! Buen post!!bss

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  21. Una entrada muy sabia!!! Como le he dicho a las demás, es vital el factor educación desde que tenemos uso de razón!! Tuve la suerte de criarme con una alimentación sana, caserísima, no había bombardeos publicitarios en mi época y se comía en la mesa todos juntos y lo mismo he transmitido a mi hija que ya tiene 20 años!! Hoy en día esas costumbres se pasan por alto sin darse cuenta de lo importantes que son, porque como dices, en la mesa no sólo se come, se educa!! Si enseñamos a nuestros hijos lo bueno y lo malo de la vida, por qué no se les enseña también lo bueno y malo de la comida que es lo más vital!!! Tomo nota del libro!!!
    Besotes

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  22. Inmejorables consejos, me apunto el libro, y me uno a este blog cargado de sabios consejos. Un saludo:)

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  23. Es un libro buenísimo. Creo que ya lo he leído 3 veces, no me canso de hacerlo. Cuando lo leí por primera vez me reafirmó en las cosas que yo hacía, por lo que me gusta aún más.
    Un saludo
    Cristina

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  24. Bravo!
    Lo imprimo y lo nombro mi declaración de buenas intenciones!
    Va en serio!

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  25. ¡Ojalá pudiera cultivar un huerto! Me parecen unas recomendaciones de lo más sensatas, indudablemente, tendríamos que tenerlas bien presentas en nuestra cocina en el día a día.
    Un post de lo más instructivo.
    Besos

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