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lunes, 22 de julio de 2013

De la huerta a la mesa: ensalada de calabacines y limón


La semana que viene me voy de vacaciones, ¡por fin! pero antes de irme quería dejaros un par de recetas que tenía pendientes, porque este año no pienso ni llevarme el portátil. Y el móvil lo miraré lo justito. Queremos aprovechar para estar con la familia y patear un poco por el monte. Unos días de desconexión con nuestra mochila a cuestas es lo que más me apetece en estos momentos. Pero todavía queda una semana de trabajo. Y a ver si en unos días me da tiempo a dejaros la otra receta que quiero compartir con vosotros, unas rosquillas saladas de Ottolenghi que son perfectas para el aperitivo y que me han encantado. Pero primero la receta de hoy, una ensalada que se prepara con los calabacines en crudo. Es la primera vez que comemos el calabacín crudo, quizá os parezca obvio, si los pepinos se comen crudos, ¿por qué no el calabacín? Pero nunca habíamos probado. Hasta que vimos esta receta de Sarah Raven. Es muy sencilla pero la combinación de sabores es espectacular. Tiene un sabor muy, muy fresco, es ideal para el verano. Y también es ideal para todos aquellos que tenemos huerta y ahora mismo estamos comiendo calabacín en el desayuno (en forma de bizcocho o madalenas) en la comida y en la cena, con cuscús, con arroz en risotto, calabacines rellenos, en hamburguesas vegetarianas, en tortilla, beignets, con su flor en tempura....... las variaciones son infinitas. Y claro, también hay que conservarlos, bien en chutney o pickels. Aquí os dejo la receta:


ingredientes,
3 calabacines pequeños y tiernos (aunque son difíciles de encontrar en el mercado en España, ¡un motivo más para cultivar una huerta!) o dos calabacines medianos
la ralladura de la piel de un limón, y el zumo de medio limón
la ralladura de la piel de una lima, y el zumo de media lima
2 cucharadas de aceite de oliva virgen
2 cucharadas de perejil fresco picado
1 cucharadita de miel
sal y pimienta al gusto

cortamos los calabacines en láminas muy finas, con ayuda de una mandolina. Ponemos por encima la ralladura de la piel del limón y de la lima. Hacemos un aliño con el zumo de la lima y el limón, el aceite de oliva, la miel y el perejil. Aliñamos los calabacines justo en el momento de servir, para evitar que se queden blandos.

Esta mañana hemos tenido sesión de huerta intensiva, porque hay que dejarla en perfecto estado para que aguante nuestra ausencia, aunque estemos fuera poco tiempo en verano hay que pasarse por allí al menos una vez durante la semana. Ya hemos sembrado los frijoles. Los tomates están soportando la invasión veraniega de tuta como pueden, y ya hoy recogimos unos kilos. Lo que me fastidia es que la maduración de los ropreco va a coincidir con mis vacaciones, aaaaarg..... espero que aguanten. Los calabacines van lidiando con el oídio y producen como locos. Ya tenemos dos calabazas dulce de horno engordando y otro par de potimarrones. Las matas de berenjenas blancas del año pasado han cumplido con su palabra de ser bianuales y están dándonos unos frutos perfectos de carne cremosa y nada amarga. Cuando pruebas las berenjenas blancas comprendes por qué los ingleses la llaman eggplant. Y las habichuelas siguen dando kilos de vainas cada semana. Es realmente alucinante lo que producen 50 metros cuadrados bien cuidados. ¡Esta huerta además de alimentarnos nos da mucha alegría!


viernes, 5 de julio de 2013

De la huerta a la mesa: ensalada de judías borlotti con salvia

 
Tengo que haceros una confesión. Sí, yo también he seguido Masterchef. Empecé a verlo porque Clara, cuyo blog me gusta mucho, anunció su participación. Como vivo en la Luna hasta ese momento ni me había enterado de la existencia del programa. No lo veía en directo, prefería verlo en diferido en mis ratos tontos porque de esa manera podía saltarme las partes lacrimógeno/emotivas, que eran las que menos me gustaban, y porque además a D. no le interesaba un pimiento. Reconozco que los últimos programas fueron mejores porque se centraban más en la parte culinaria, pero aun así desde el principio pensé que todo era demasiado estructurado como para no seguir un guion: los concursantes habían sido elegidos según unos perfiles muy claros, para que hubiera de todo: el cabroncete, el resabido, el noblote, el ama de casa, el joven.... Cada uno de un rincón del país. Poco a poco fueron cayendo los perfiles que menos juego daban, y quedaron los más mediáticos. Y bueno, finalmente ganó Juanma, el concursante que caía bien a todos, el de la superación personal, el que tuvo que ponerse a trabajar muy joven para mantener a su familia. Un final del que se puede extraer una moraleja muy edificante, perfecta para estos momentos de crisis: con esfuerzo se consigue todo en la vida. No os voy a negar que se me saltaron las lagrimillas cuando dijo aquello de que su padre estaría orgulloso de él, joder, cualquiera que haya perdido a su padre debía estar a moco tendido en ese momento, y me alegré por el chaval que va a recibir esa formación de cocinero que siempre quiso. Pero, aunque nunca he sido muy de conspiranoias..... ¿no os parece un final demasiado perfecto? Que la tele manipula lo sabemos todos. Y bueno, realmente no creo que a la audiencia le hubiera gustado que ganara Cerezo, el canalla del grupo (aunque el de las ocurrencias mejores, fuesen suyas o del guion, seguido de cerca por Fabián y su afirmación de que "El Brujo debió ser el David Guetta de su generación"). Y es cierto que entre tanta telebasura está bien que haya un programa que trate de inculcar esos valores que tanta falta hacen, no tanto a la ciudadanía como a muchos políticos. Pero por otra parte me molesta pensar que nos hayan tomado el pelo, a los espectadores y a los participantes, y que todo el asunto estuviera organizado desde el principio. Porque el mensaje es bonito pero, reconozcámoslo, lamentablemente muchas veces ganan los que no nos caen bien, incluso los malos. Y muchas veces se lleva el gato al agua no el que más se esfuerza, sino el que más suerte tiene. Y creo que el mensaje que hay que hacer llegar no es "con esfuerzo todo se logra", porque no es verdad,  sino que merece la pena el esfuerzo aunque no lo logres, porque al final del día estarás orgulloso de ti mismo por haberlo intentado. El peligro del rollito ese del esfuerzo es que mucha gente acabará frustrada porque a pesar de intentarlo con toda su alma no lo conseguirán. Y entonces ¿qué? ¿cómo se enfrentan a eso?

Disfrutemos del camino, eso es lo importante. Disfrutemos intentándolo. Y si además conseguimos nuestros objetivos ¡genial! Y si no, que nos quiten lo bailao, amigos.

Y bueno, nada mejor que una receta sencilla para un día de pensamientos espesos. Una ensalada de judías borlotti aderezadas con salvia. Unas buenas borlotti frescas, de la huerta, salvia recién cortada, de la maceta del balcón. Eso es todo. Sin intermediarios. Sin florituras. Sin mensajes equívocos.


Receta del libro "Sarah Raven´s Garden Cookbook"
Ingredientes,
500 gr de judías borlotti frescas (o 250 gr de judías secas) en Canarias las llaman "manto de la virgen" y en el mercado de La Recova las venden frescas
un par de dientes de ajo asado
un buen puñado de hojas de salvia
3 cucharadas soperas de aceite de oliva virgen
un chorrito de vinagre
2 cucharaditas de mostaza
un puñado de rúcula
sal y pimienta

Poner las judías, el ajo y la salvia troceada en una cacerola, cubiertas de agua, a fuego medio. Cuando rompa a hervir lo dejamos 30 minutos hasta que las judías estén tiernas.
Escurrimos, mezclamos con una cucharada sopera de aceite de oliva, y reservamos.
Mezclamos el aceite de oliva restante con el vinagre, la mostaza, sal y pimienta, hasta obtener una vinagreta cremosa.
Aderezamos las judías con la vinagreta, y ponemos por encima más hojas de salvia picada y la rúcula.
Se puede comer tibia o fría.

Y ya sabéis, dudad, dudad de todo. Y luchad por lo que queréis, pero sobre todo sed felices mientras lucháis, porque si no, no merece la pena.