La semana que viene me voy de vacaciones, ¡por fin! pero antes de irme quería dejaros un par de recetas que tenía pendientes, porque este año no pienso ni llevarme el portátil. Y el móvil lo miraré lo justito. Queremos aprovechar para estar con la familia y patear un poco por el monte. Unos días de desconexión con nuestra mochila a cuestas es lo que más me apetece en estos momentos. Pero todavía queda una semana de trabajo. Y a ver si en unos días me da tiempo a dejaros la otra receta que quiero compartir con vosotros, unas rosquillas saladas de Ottolenghi que son perfectas para el aperitivo y que me han encantado. Pero primero la receta de hoy, una ensalada que se prepara con los calabacines en crudo. Es la primera vez que comemos el calabacín crudo, quizá os parezca obvio, si los pepinos se comen crudos, ¿por qué no el calabacín? Pero nunca habíamos probado. Hasta que vimos esta receta de Sarah Raven. Es muy sencilla pero la combinación de sabores es espectacular. Tiene un sabor muy, muy fresco, es ideal para el verano. Y también es ideal para todos aquellos que tenemos huerta y ahora mismo estamos comiendo calabacín en el desayuno (en forma de bizcocho o madalenas) en la comida y en la cena, con cuscús, con arroz en risotto, calabacines rellenos, en hamburguesas vegetarianas, en tortilla, beignets, con su flor en tempura....... las variaciones son infinitas. Y claro, también hay que conservarlos, bien en chutney o pickels. Aquí os dejo la receta:
ingredientes,
3 calabacines pequeños y tiernos (aunque son difíciles de encontrar en el mercado en España, ¡un motivo más para cultivar una huerta!) o dos calabacines medianos
la ralladura de la piel de un limón, y el zumo de medio limón
la ralladura de la piel de una lima, y el zumo de media lima
2 cucharadas de aceite de oliva virgen
2 cucharadas de perejil fresco picado
1 cucharadita de miel
sal y pimienta al gusto
cortamos los calabacines en láminas muy finas, con ayuda de una mandolina. Ponemos por encima la ralladura de la piel del limón y de la lima. Hacemos un aliño con el zumo de la lima y el limón, el aceite de oliva, la miel y el perejil. Aliñamos los calabacines justo en el momento de servir, para evitar que se queden blandos.
Esta mañana hemos tenido sesión de huerta intensiva, porque hay que dejarla en perfecto estado para que aguante nuestra ausencia, aunque estemos fuera poco tiempo en verano hay que pasarse por allí al menos una vez durante la semana. Ya hemos sembrado los frijoles. Los tomates están soportando la invasión veraniega de tuta como pueden, y ya hoy recogimos unos kilos. Lo que me fastidia es que la maduración de los ropreco va a coincidir con mis vacaciones, aaaaarg..... espero que aguanten. Los calabacines van lidiando con el oídio y producen como locos. Ya tenemos dos calabazas dulce de horno engordando y otro par de potimarrones. Las matas de berenjenas blancas del año pasado han cumplido con su palabra de ser bianuales y están dándonos unos frutos perfectos de carne cremosa y nada amarga. Cuando pruebas las berenjenas blancas comprendes por qué los ingleses la llaman eggplant. Y las habichuelas siguen dando kilos de vainas cada semana. Es realmente alucinante lo que producen 50 metros cuadrados bien cuidados. ¡Esta huerta además de alimentarnos nos da mucha alegría!