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lunes, 31 de marzo de 2008

Pan de hogaza de fin de semana


Ojalá los fines de semana tuvieran más días....
Digo yo que igual que los trabajadores conseguimos la jornada de 8 horas y las vacaciones pagadas, ahora podíamos ir a por el fin de semana de tres días...¿no?
Bueno, mientras tanto, hay que aprovechar lo que tenemos. Este fin de semana como tenía tiempo decidí hacer pan "sin máquina". La verdad que sale diferente, pero la máquina está muy bien para tener buen pan durante la semana, porque no te vas a poner a amasar a las ocho de la tarde, esperar que suba y hornearlo a las doce...pues no, no es plan. Así que para la semana, la maquinita está muy bien. Pero en finde mejor hacer las cosas artesanalmente. Este fin de semana decidí, además, hacer pan con muy poca levadura y dejar que levara mucho tiempo. Empecé el sábado nada más levantarme, a las nueve y media. Mezclé 250 gr de harina con 100 ml de agua y una cucharadita de levadura de panadero (unos 5 gr). Lo amasé bien y dejé que subiera hasta después de comer. A las cuatro de la tarde, le añadí otros 150 gr de harina y 75 ml más de agua y dos pellizcos de sal, lo amasé bien y volví a dejar que subiera otras 3 horas. A las 7 de la tarde, aplasté la masa para sacarle un poco el aire y le di forma de hogaza, y dejé que subiera otras dos horas, y a las nueve, antes de largarnos por ahí de juerga lo horneé.
El resultado: creo ha sido el mejor pan que me ha salido. Y en realidad no le dediqué tanto tiempo, el pan se hace sólo.
Así que el domingo nos desayunamos unas tostaditas con tomate picadito, aceite y sal.....


.....y como nos tocó día de limpieza de casa y no nos apetecía cocinar, comimos una tartine provençale de chuparse los dedos, con unas rodajitas de berenjena y calabacín a la plancha, tomatito y mozzarella.....

domingo, 30 de marzo de 2008

Tortilla bereber


Esta tortilla la llamo bereber porque durante un viaje por las montañas del Atlas uno de los guías, Lahcen, nos preparó una tortilla parecida. Luego encontré la receta en un libro. La original es un poco distinta, lleva calabacín en lugar de calabaza. Esta es la receta que he preparado yo, para el "Libro de las tortillas" que está preparando Amiloquemegustaescocinar.

Ingredientes:
1 cebolla picada finamente
400 gr de calabaza cortada en daditos pequeños
1/4 de pimiento rojo también cortado en trozos pequeños
1/2 cucharada de comino
3 huevos
2 cucharadas soperas de harina
1 cucharadita de levadura
3 hojas de menta fresca picada
1 cucharadita de perejil fresco picado
sal

Se fríen bien la cebolla, la calabaza y el pimiento. Se añade al final la 1/2 cucharada de comino.
Por otro lado se baten los huevos, se salan, se añade la harina y la levadura, se vuelve a batir, se añade el perejil y la menta. Se mezclan bien las verduras con los huevos, se vierte la mezcla en la sartén y se hace a fuego lento para que cuaje bien. Cuando esté cuajada por un lado, se le da la vuelta y se termina de cuajar por el otro.
Creo que la fecha límite para participar en el libro es el 31 de marzo, así que quien se anime, ya sabe, sólo hay que enviarle una receta a Amiloquemegustaescocinar, ¡a ver si junta un montón de recetas estupendas!

martes, 25 de marzo de 2008

Pollo en pepitoria de mi madre

Este es otro de los platos que cocinamos el domingo. Nos lo cenamos el domingo por la noche en buena compañía, con mis queridos amiguitos a los que no les importa ser conejillos de indias para probar platos con los que una todavía no tiene mucha soltura (creo que la última vez que preparé pollo en pepitoria fue hace un par de años). Daniel se ha terminado los restos a mediodía, ¡pero ha tenido el reflejo de hacerle una foto antes! Que yo sepa, el pollo en pepitoria debe ser una receta de Granada, porque se hace en mi casa pero la mayor parte de mis amigos lo desconocen. Daniel no lo conocía, ni tampoco el ajoblanco, la pipirrana o las espinacas con pasas y piñones. Así que asumo que deben ser platos granaínos. He mirado en wikipedia por curiosidad y dicen que la receta es de probable origen árabe. Lo cual no me sorprende, porque es prácticamente lo mismito que un tajine de pollo con almendras. Estos son los ingredientes para 6 personas:
1 pollo de 2 kilos troceado
1 cebolla en rodajas

1 litro
de vino blanco
200 gr de almendras crudas sin piel
½ vaso de aceite de oliva virgen extra
1 huevo duro picado
unas hebras de azafrán
sal
hay varias versiones de cómo hacer el pollo. La de mi madre, consiste en calentar el aceite de oliva y dorar en él los trozos de pollo, retirarlos, y a continuación dorar la cebolla en ese mismo aceite hasta que esté transparente. Retirar la cebolla y triturarla, junto con las almendras, el aceite y las hebras de azafrán. En una olla de fondo grueso (yo volví a utilizar mi olla de hierro fundido) poner el pollo, la salsa resultante de triturar las cebollas y las almendras, y añadir vino blanco hasta cubrir el pollo. Mezclar bien, salpimentar, y dejar que se cocine a fuego suave. Yo lo dejé dos horas, y creo que me pasé, el pollo estaba demasiado hecho. Igual 1 hora y ½ es más adecuado. Cuando ya el pollo esté hecho, retirar del fuego y añadir el huevo duro picado.
La versión de mi tía Maru es distinta. Ella no dora el pollo. Lo pone tal cual en una olla, y por otro lado tritura las almendras, el azafrán y el aceite de oliva sin freír. Esto lo añade al pollo, y cubre con vino blanco. El resto igual. Eso sí, en lo que ambas coincidían era en no añadir agua. Si hace falta añadir líquido, que sea más vino blanco, ¡nada de agua!
Por cierto, sigue lloviendo en Tenerife.


lunes, 24 de marzo de 2008

Curry cremoso de verduras

Novedad en Tenerife, ¡hace mal tiempo! Ayer hizo malo y hoy también, así que nos quedamos en casa, cocinando esos platos que jamás harías un día entre semana. No porque sean difíciles de hacer, sino porque necesitan horas de cocción. Por ejemplo, este curry de verduras lo tuve hora y media cocinándose en mi recientemente adquirida olla de hierro fundido (imitación descarada de las francesas Le Creuset) que es perfecta para este tipo de cosas.

La receta original es de un libraco que se llama Cocina Vegetariana, y es un poco diferente de esta. Yo adapto los ingredientes a lo que tengo por casa. Ayer hice la versión “canaria” del curry, ya que sustituí el calabacín por un bubango, la patata por una batata y use garbanzos de Lanzarote, que me parecieron buenísimos:

1 cebolla

2 cucharaditas de semillas de comino

1 cucharadita de curry

1 cucharadita de jengibre

1 lata de tomate triturado

1 lata de leche de coco

½ coliflor cortada en ramitos

1 bubango (calabacín en la receta original) cortado en rodajas

2 zanahorias cortadas en rodajas

1 batata (patata en la receta original) cortada en daditos

100 gr de garbanzos secos, cocidos previamente (o 250 gr de garbanzos cocidos)

cilantro fresco

(cantidades para cuatro o cinco personas)

La receta del libro también lleva yogur natural, pero para cuando me di cuenta de que no tenía yogur ya era tarde. Da igual, sale bueno de todos modos. Otras veces lo que no he puesto ha sido leche de coco, porque en Madrid era difícil de encontrar. También sale bien sin ella. Pero una de las dos cosas hay que ponerlas, o yogur, o leche de coco.

Se calienta aceite de oliva en una cazuela y se fríe la cebolla hasta que se ablanda. Se añade el comino, el curry y el jengibre y se fríe todo junto un momentito con cuidado de que las especias no se quemen. Se añade el tomate y la leche de coco. Se remueve bien. Se añaden las verduras y los garbanzos. Se sala y se deja cocer a fuego lento. Yo lo tuve 1 hora y ½, pero eso depende de la olla, del fuego…las verduras deben estar tiernas pero no deben deshacerse. Por último, se añade el cilantro fresco picado y el yogur, pero sin dejar que llegue a hervir.

Se sirve acompañado de arroz.

Un truco que he aprendido del libro “La cocina y los alimentos” es que cuando se compra tomate enlatado para hacer salsa, hay que fijarse en que no lleve carbonato cálcico. Le ponen calcio a los tomates enlatados para que mantengan la forma, pero luego es un problema a la hora de hacer espesar la salsa. Ese libro es una joya….

Otra anécdota: los norteamericanos ya han catalogado y convertido en tendencia la actitud de intentar que la dieta de uno se base fundamentalmente en productos locales, frescos, o traídos de lo más cerca que sea posible. Conste que yo esto no lo hago por moda, sino por apoyar la biodiversidad de cada región y por motivos ecológicos (siento ponerme pedorra, pero la cosa es seria) No sabía ni que existía un movimiento pro-dieta local. Y ahora que lo pienso, la cosa es jodida si te ha tocado nacer en Siberia......Bueno, lo han llamado la Dieta de las 100 millas. En su página web puedes ver cual es tu círculo de 100 millas que se considera local. Yo he puesto Tenerife y parece ser que incluso mis garbanzos de Lanzarote están a más de 100 millas !!!! Bueno, es lo que tiene vivir en una isla. Ahora que peor lo tenéis en Madrid, ¡nada de pescado! Hala, os dejo meditando sobre el tema.

sábado, 22 de marzo de 2008

Bizcocho de aceitunas negras de Conchi


Esta es la receta del plumcake de olivas de mi suegra. Llevaba una temporada detrás de esta receta. Como ella dice que suegra suena como a palabra fea, pues lo llamaremos bizcocho de Conchi. No es por hacer la pelota, pero a ella le sale mucho mejor. Es curioso pero este bizcocho, a pesar de llevar una gran cantidad de aceitunas, no sabe demasiado a aceitunas. Tendré que mirar en mi libro de "la cocina y los alimentos" si el azúcar neutraliza el sabor de las olivas... Los ingredientes son:

2 huevos
1 lata de aceitunas negras sin hueso
200 gr de azúcar
200 gr de harina
1 yogur natural
1 medida de aceite de oliva virgen extra (usar de medida el vaso del yogur)
1 sobre de levadura de repostería
1 pizca de sal

Precalentar el horno a 200º. Se baten los huevos y se mezclan con el azúcar. Luego se añade la sal, el yogur, el aceite, la levadura, la harina y las aceitunas picadas. Se mezcla todo bien, y se mete en un molde en el horno hasta que esté dorado y al pincharlo con una aguja esta salga limpia.
Por supuesto, el bizcocho nos lo llevamos de excursión. Esta vez, a la Punta de Antequera, en Anaga.

miércoles, 19 de marzo de 2008

Focaccia de jamón, espinacas y mozzarella

El fin de semana pasado nos subimos el Teide. Después de 6 meses en Tenerife ya teníamos la espinita de no haberlo subido aún. Lo más recomendable es subir en dos días, pasando la noche en el refugio de Altavista. No porque el camino sea muy largo o difícil, sino porque el cambio de presión que suponen los 3700 metros de desnivel en un día puede ser brutal para la cabeza de uno. Ya te deja un poco zumbao despertarte al nivel del mar y dormir a 3200 m en el refugio. Además, lo bonito bonito es ver amanecer en el pico. Salimos a las 5:45 del refugio para llegar a las 7:15 al pico, justo para ver salir el sol. La primera hora hay que andar con linterna, y hace bastante frío. Pero cuando estás arriba, y sale el sol y ves la sombra del Teide proyectarse en el mar, merece la pena el frío, el madrugón, todo.
Bueno, en realidad la excursión fue una excusa para hacer una focaccia. Tenía esta receta del libro "Elaboración artesanal del pan" de Linda Collister que llevaba un tiempo con ganas de probar. Se supone que la receta es de una mujer de Cerdeña. La focaccia viene a ser un "pan con cosas", así que era perfecta para no llevar el típico bocata. Porque una cosa es ir al monte, y otra bien distinta comer mal.
Estos son los ingredientes para la masa:

15 gr de levadura fresca de panadero
280 ml de agua tibia
3 cucharadas de aceite de oliva
500 gr de harina de fuerza
1 cucharada de orégano seco
2 cucharaditas de sal marina fina
pimienta negra en grano

Y para el relleno:

300 gr de jamón
1 bola de mozzarella
150 gr de hojas de espinacas
7 hojas de albahaca fresca

aceite para pincelar y sal gorda para espolvorear

Para hacer la masa, se desmenuza la levadura en un cuenco grande, se agrega la mitad del agua y se mezcla hasta que la levadura se haya desleído. Luego se vierte el resto del agua, las 3 cucharadas de aceite, la mitad de la harina, el orégano, la sal y unas vueltas del molino de pimienta. Se bate bien y se va añadiendo el resto de la harina hasta obtener una masa blanda pero no pegajosa. Yo en realidad use la máquina del pan como amasadora, puse primero los ingredientes líquidos y luego los sólidos y la deje un rato amasando.
Poner la masa en un cuenco tapada con un paño y dejarla levar hasta que haya doblado su tamaño (~1 hora).
Aplastar la masa levada y dividirla por la mitad. Extender una parte con el rodillo, dejándola bien delgada, y ponerla sobre la bandeja del horno (poner en la bandeja papel vegetal para que no se pegue). Poner encima las lonchas de jamón, lonchas de mozzarella, y encima las espinacas mezcladas con la hojas de albahaca. Extender la masa restante hasta que tenga el tamaño de la bandeja de horno, poner encima de la anterior, presionar suavemente y pinzar los bordes para sellarla. Pinchar la superficie para que el vapor que se forme durante el horneado entre la masa y el relleno pueda escapar.
Taparla y dejarla levar de nuevo hasta que haya doblado su tamaño.
Destaparla, pincelarla con el aceite de oliva y espolvorear con la sal gorda. Hornear unos 20 minutos a 220º, o hasta que esté dorada.
Una vez sacada del horno, hay que retirarla de la bandeja y dejar que se enfríe en une rejilla metálica, porque de la contrario quedará muy húmeda.

Esta es la pinta que tenía mi primera focaccia chispas.

Y esta la pinta que tenía dentro del tupper preparada para subir al Teide:



lunes, 17 de marzo de 2008

La cocina y los alimentos


Me gusta cocinar y me gustan los libros. De pequeña era un ratón de biblioteca, eso lo saben bien en mi casa que me podía pasar horas calladita y leyendo, sin dar señales de vida que parecía que me había tragado la tierra. Me hice bibliotecaria en el colegio para tener acceso a todos los libros (los tenían catalogados por edades, si tenías 10 años no te dejaban leer los de 13, por ejemplo, pero si eras bibliotecaria… ¿cuál es la policía de la policía? jejeje) También me gusta aprender cosas, sobre todo aprender cómo y por qué funcionan las cosas. Este libro es estupendo, porque junta esas tres aficiones. No es un libro de recetas. Explica las propiedades de los alimentos, como se modifica su estructura y sus propiedades al cocinarlos de determinada manera. Explica como se descafeína el café, por qué huele el pescado, por qué las claras de los huevos aumentan su volumen al batirlas. La química que está detrás del sabor y del color de los alimentos.

También explica la historia de algunas recetas, cuando y como surgió la crema pastelera, por ejemplo. Es bastante divulgativo, no hace falta ser químico para entenderlo, pero no es un libro de curiosidades lleno de fotos, es realmente una obra enciclopédica sobre gastronomía y alimentos. Yo estoy encantada con el librito, se lo recomiendo a cualquier persona curiosa.

viernes, 14 de marzo de 2008

Risotto de setas y puerros



Vaya por delante que igual esto a un italiano no le parece ni un risotto ni ná, igual que a nosotros cuando estábamos en Holanda y nos partíamos de risa con lo que ellos llamaban "pael-la". Como lo que no sé me lo invento, pues al final acabo inventándomelo todo. Pero en esta ocasión intenté seguir las indicaciones de un libro muy pijo que tengo, que me compré en un mercadillo por dos duros, eso sí, "Méditerranées" se llama, de Alain Ducasse. Lo subtitula "cocina de lo esencial", aunque se le va la pinza un poco de más en alguna ocasión....pero eso es otra historia. El caso es que da unas indicaciones generales sobre cómo hacer risotto, y son las que sigo siempre. En lo único en lo que no hago caso es en lo de echar el parmesano en la olla. Como todo el mundo sabe, tengo una aversión al queso que no puedo con ella, excepto a la mozzarella, la ricotta, el queso de burgos....todo eso que un amante del queso no llamaría queso. Así que en mi casa cada cual raspa el parmesano en su plato.
Volvemos a lo de siempre, sin un buen arroz no hay buen risotto, y en España lo más difícil es encontrar un arroz adecuado para prepararlo. En algunos sitios venden "riso arborio" italiano, que es muy bueno, pero me fastidiaba tener que depender de que hubiera una tienda pija cerca de casa donde poder comprarlo. Además, me estoy obsesionando con el tema del impacto ecológico del transporte, y cocinar en Canarias con un arroz traído de Italia...no sé. Al final he descubierto que con el arroz "bomba" de Calasparra (el bueno, el de denominación de origen) sale muy bien. No lo producen en Canarias, pero oye, al menos está más cerca.

Ingredientes, para 2 personas

200 gr de arroz bomba de calasparra
un puerro
6 o 7 setas shiitake
3 vasos de agua, 1/2 de vino blanco, 1/2 de leche (la cantidad de líquido depende de lo que absorba el arroz)
aceite de oliva, sal

lo de usar puerro y setas shiitake fue porque era lo que tenía por casa. Otras veces lo he hecho con cebolla y boletus. Lo único es que hay que usar unas setas que sean aromáticas. Un aviso para quien lo vaya a hacer con boletus. Los boletus tienen mucha tendencia a pillar unos gusanitos que en francés se llaman "asticots" y en español no tengo ni idea cómo se llaman, pero es muy desagradable llegar con tu 1/4 kilo de boletus a casa y darte cuenta de que están toditos llenos de asticots de esos. A mi me la dieron con queso la primera vez que los compré frescos. No me ha vuelta a pasar. Hay que mirar que la parte de abajo del sombrero no esté verdosa, y que el tallo esté firme. Pues eso, si el sombrero está verdoso o marrón, chungo.
Se pone el agua a calentar en una olla a parte. Se parte el puerro en trocitos. En otra olla, se pone el aceite a calentar. Se fríe el puerro en el aceite, luego se echan las setas también troceadas, y cuando esté el puerro doradito se echa el arroz, con el fuego suave. Hay que darle vueltas hasta que se vea que la parte de fuera de los granos se pone transparente. Esto es para evitar que los granos se peguen luego, y en vez de risotto tengamos engrudo. A continuación se va echando el agua, con un cucharón, y se va removiendo. Se va añadiendo agua a medida que el arroz la vaya absorbiendo, y se le va corrigiendo el punto de sal. Añadimos también el medio vaso de vino blanco, y lo último, una vez que pensemos que el arroz ya está blandito echamos el vaso de leche y removemos todo el rato, sin parar, porque si no se puede pegar. Creo que en Italia tienen una cuchara especial para remover el risotto y todo, yo uso una de madera. Para los que les guste el queso, lo suyo es servir junto con el risotto un trozo de parmesano con un rallador, y que cada cual ralle el parmesano en su plato cuando el arroz aún está caliente.

martes, 11 de marzo de 2008

Una receta rápida rápida para Pepa: babaganoush, paté de berenjenas libanés

Mira Pepa, como te quejas de leer mi blog pero no tener tiempo para cocinar, esta vez ahí va una receta muy rápida, que te vale para sustituir el pan-con-queso de la cena.
Es una receta libanesa, y se hace sola, tu pones las berenjenas en el horno antes de meter a los niños en el baño y para cuando los haya acostado ya están hechas.

Ingredientes:

2 berenjenas
2 dientes de ajo
1 cucharada sopera de tahini (pasta de sésamo, se venden en herbolarios, y si no te la llevo yo en mi próximo viaje)
el zumo de 1 limón

1 cucharadita de vinagre, 1 de comino, 1 de sal y 1/2 de tomillo
pimienta al gusto

Se cortan las berenjenas por la mitad a lo largo, se les hacen unos cortes para que se hagan mejor, les echas un chorrito de aceite de oliva por encima, y las metes al horno, a temperatura suave. Yo la última vez las puse 1 hora a 150º. Cuando están hechas, les quitas la piel y pasas todos los ingredientes juntos por la batidora hasta que estén bien picados y mezclados. Eso es todo. Sale muy bueno, de verdad, y aguanta en el frigo una temporada.
El tahini, además de para hacer hummus y babaganoush, se puede utilizar para desayunar untando el pan tostado con miel y tahini.
Y ya sabes lo que dice el refrán "a quien Dios no le da hijos el demonio le da sobrinos"..... ¡¡será por eso que como tengo tantos sobrinos no tengo ninguna prisa por tener críos!!!

viernes, 7 de marzo de 2008

Más experimentos canarios: Ravioli de gofio rellenos de calabaza

Sigo experimentando con los productos canarios. Y a veces los experimentos salen mal, y otras bien. Este salió bien. Si no, ¡para que os iba a dar la receta!

En este caso, lo que hice fue sustituir parte de la sémola por gofio. Estos son los ingredientes que usé, para dos personas:

40 gramos de gofio

160 gramos de sémola de trigo duro

2 huevos

sal y aceite

y para el relleno:

calabaza

hojas de albahaca

Hervir la calabaza (o hacerla al vapor, o al horno) hasta que quede blanda, y escurrirla bien, intentando quitarle todo el agua que se pueda. Aplastarla con un tenedor, y mezclar con las hojas de albahaca y salar al gusto.

Se mezclan la sémola y el gofio con los huevos, la sal, y el chorrito de aceite de oliva, y tanto para hacer la masa como para rellenar los ravioli se procede como he descrito en la “guía para dummies”.

La masa huele mucho a gofio (pensé que me había pasado de cantidad) pero luego tienen un sabor muy suave que combina muy bien con la calabaza.

Como hacer ravioli: guía para “dummies”

Los ravioli siempre se me habían resistido. Yo seguía las indicaciones de las recetas pero la masa nunca era suficientemente fina y cuando los hervía crecían y se hacían monstruosos y había que cortarlos con cuchillo. Fueron muchos intentos hasta conseguir hacer unos ravioli decentes. Muchos fracasos hasta que hice tres descubrimientos clave: las máquinas de hacer pasta, los moldes para hacer ravioli, y que la harina que usaba no era la adecuada. La primera me la traje aprovechando un viaje a los Alpes italianos. Lo segundo me lo regaló mi santo (en su caso, nunca mejor dicho). Y lo tercero lo arreglé cuando descubrí que en el rinconcito del gourmet de esos grandes almacenes a los que no quiero hacer publicidad vendían “semola de trigo duro rimacinata”, o como quiera que se escriba, de De Cecco. O sea, sémola de trigo duro, muy fina. Luego he descubierto que en un herbolario cerca de casa también la venden, y mucho más barata, ¡y encima biológica! En caso de no usar sémola de trigo duro la harina que debe usarse para la pasta es la que en Italia denominan 00, que es una harina muy fina. Pero como esa en Tenerife aún no la he encontrado no he probado aún a hacerlos así. Reconozco que la máquina y los moldes de ravioli no son fundamentales para hacerlos, pero a los que somos torpes nos facilitan mucho la vida. Máquinas hay muchas, más caras o más baratas. En el “Casa”, por ejemplo, venden una no muy cara. La mía es la Imperia, que en Italia vale la mitad que en España, y que con la caña que le estoy metiendo ya la he rentabilizado. Es esta:


Y los moldecitos para darles forma, se llaman “raviolamp” y son estos:
Y además tengo un aparatito que se engancha a la máquina y que salen los ravioli como churros, que me regaló mi “cuñá” Ana. Pero eso ya es para auténticos “frikis” de los ravioli.
La harina sí que es algo fundamental, eso si que no tiene vuelta de hoja. Sin una buena harina, es difícil que salgan bien.
El asunto es que ahora, está mal que yo lo diga, pero me salen estupendos.

Cómo hacer ravioli caseros,

Los ingredientes habituales para la pasta fresca son:
1 huevo por cada 100 gramos de sémola de trigo duro,
sal al gusto y un chorrito de aceite de oliva (virgen extra, a poder ser)

Instrucciones:

Se mezclan la sémola (o la harina) con los huevos, la sal, y el chorrito de aceite de oliva. La masa no debe quedar pegajosa, pero debe quedar elástica, si está muy seca no será posible trabajarla para dejarla bien fina. Si está seca, añadirle un poco de agua. Dejar reposar una hora.
Este es el aspecto que tiene mi mesa de la cocina cuando empiezo a hacer ravioli:
Cuando la masa ha reposado, con el rodillo hacer láminas lo más finas que se puedan. Yo utilizo la máquina de pasta, y paso las láminas por la posición más fina (el 6, en mi Imperia).

Para dar forma y rellenar los ravioli, pones una lámina de masa en la bandejita, luego rellenas los huequitos con el relleno elegido, pones otra lámina de masa encima, pasas el rodillito que viene con el molde por los bordes para separar los ravioli, y voilá.

El truco para que los ravioli no se peguen a la bandeja, es enharinar bien tanto la bandeja como la masa.

Juro que de esta manera es imposible fallar. Los ravioli quedan, además de buenos, bonitos bonitos.

¡Soy tan pesada con lo buena que sale la pasta hecha en casa, que hemos empezado a organizar sesiones de “ravioliterapia” en casa para enseñar a todo el mundo a hacer pasta fresca!

domingo, 2 de marzo de 2008

Montaditos de batata, berenjena y tomate

Llevaba una temporada empeñada en cocinar algo con batata, porque me gusta cocinar con productos locales, o al menos intentarlo, y aquí en el mercado venden batatas de varios tipos, así que ayer compré una enorme batata "yema de huevo" de un color anaranjado precioso, y como tenía en la nevera una berenjena que llevaba varios días pidiendo ser cocinada, decidí hacer este invento. El asunto es bastante simple, los ingredientes fueron:


1/2 batata
1 berenjena
1 tomate
1 bola de mozzarella

corté seis rodajas de batata y las cocí hasta que estuvieron blandas (no hay que cocerlas demasiado porque no deben deshacerse), corté la berenjena en doce rodajas y las hice a la plancha con un poquito de aceite, y corte el tomate en seis rodajas.
Entonces en la bandeja del horno, sobre papel vegetal, puse una rodaja de tomate, una de berenjena, una de batata, otra de berenjena, y por último una loncha de mozzarella. Hice seis montaditos, y los metí en el horno, con el grill, hasta que la mozzarella estuvo doradita.
Y eso es todo. Es muy fácil y ligero, y además queda bonito.