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miércoles, 28 de octubre de 2009

Galleteando


¡Galletas!
esto es una muestra de lo que una mujer tan rústica como yo puede llegar a lograr siguiendo las enseñanzas de la maestra Jedi de las galletas, esa mujer que armada de una manga pastelera y unas claras de huevo puede llegar a crear auténticas obras de arte.
Es cierto que a mí nunca me han atraído los cantos de sirenas de las tartas decoradas con fondant y ese tipo de preparaciones cargaditas de sirope de glucosa procedente de maíz transgénico (¡oh cielos!). Hay algo en mi interior que antepone el producto, el contenido, a la forma. O a lo peor es que sufro ortorexia, algo con lo que mis hermanas me dan la matraca constantemente (¿desde cuándo no comer basura se ha convertido en una enfermedad?). Pero con las galletas es diferente. Por lo pronto la glasa blanca no lleva "más nada" que claras y azúcar glas. Y para los colorantes estoy segura de que podré encontrar sustitutos naturales (me voy a dedicar a recoger cochinillas de todas las chumberas que se pongan en mi camino, ¡jajajaja!).
Decorarlas fue como volver a mi infancia, cuando mis hermanas me dejaban que las ayudara en la cocina. Fue como volver a jugar con plastilina. Divertidísimo. Creo que se podrían hacer terapias anti-estrés a base de talleres de decoración de galletas, ya que requiere una concentración que hace que te olvides de todo lo demás. Con deciros que mientras estaba decorándolas era incapaz de responder a preguntas sencillas tipo "¿tu nombre se escribe con c o con z?".
Las recetas, tanto de la masa de las galletas como de la glasa para decorarlas, podéis encontrarlas en el blog de Bea. Cuando haga mis propios experimentos "ortoréxicos" (colorantes naturales, galletas sin mantequilla, etc...) ya os daré la lata.
Gracias Bea, me lo pasé genial, y me he enganchado totalmente al asunto. Ya tengo en el armario una manga pastelera, unos cortadores y un "biberón". Sólo me falta exprimir las cochinillas para el colorante rojo :). Como ves, ser una petarda intelectual y decorar galletas no son actividades excluyentes, jajajaja

domingo, 25 de octubre de 2009

La despensa: mermelada de fresas de la huerta y castañas de Pinolere en almíbar

Lo de preparar conservas con productos de temporada, plantados o al menos recogidos por nosotros se está conviertiendo en un auténtico vicio. Cualquiera diría que nos estamos preparando para sobrevivir durante el invierno polar............

Strawberry fields forever: mermelada de fresas de la huerta


El otro día cuando subimos a trabajar un rato en nuestra huertita nos encontramos con la desagradable sorpresa de que unos asquerosos gusanos se estaban poniendo las botas con nuestras frutas. Los muy cabrones (perdón si alguien delicado lee esto pero no tienen otro nombre) se habían dedicado a hacer túneles en nuestras fresas a medida que se las comían. Digo yo que si fueran un poco menos egoístas podrían comérselas sólo por un lado, y así no estropearían la fresa entera. Pero no, se habían dedicado a picar está aquí, está allá, de manera que quedaban poquitas fresas íntegras. La solución fue cosecharlas, recuperar todo lo posible, y hacer mermelada. La receta, más fácil imposible: 600 gr de fresas, 300 de azúcar, un trocito de manzana (reineta de Tenerife, que está de temporada), todo a la olla, remover, pasar la batidora, y cuando alcanza el punto justo de consistencia, envasar en botes esterilizados.

Castañas de Pinolere en almíbar

Y como no tenemos suficiente con conservar los productos de nuestro huerto, también nos dedicamos a recoger, y conservar, todo lo recogible y conservable que se pone en nuestro camino. Esto en el mundo anglosajón parece ser que se ha puesto de moda y, por lo tanto, ya le han puesto una etiqueta. Lo denominan algo así como "freeganism", y lo consideran una tendencia alimentaria emergente. Se creerán los anglosajones que han inventado la rueda.... ¿quien no tiene un cuñado al que de toda la vida le ha gustado recoger setas?
Bueno, pues como somos unos "trendies" el pasado fin de semana nos fuimos con unos amigos a recoger castañas a los bosques que hay alrededor de Pinolere, en el norte de la isla. Os aseguro que antes de venir a vivir a Tenerife jamás se me habría ocurrido pensar que en la isla había bosques de castaños. Pues sí, los hay. Y bien bonitos.
La receta se la tomé prestada a Anta, y es la que presentó en el HEMC#35, el de las conservas. Yo he variado las especias, para hacer algo semejante a las castañas con miel y anís que nos sirvieron en la Capanna Carla.

Ingredientes, para un bote de 1/2 litro:

300 gr de castañas
250 gr de azúcar vainillada
150 ml de agua
1/2 palo de canela
1 clavo de olor
un puñadito de anises

Quitarle a las castañas la piel exterior, y hervirlas 10 minutos para quitarles la piel interior.
Hacer un almíbar con el agua, el azúcar y las especias. El almíbar está a punto cuando empiece a hacer "hilo".
Incorporar las castañas al almíbar y cocer todo junto durante un par de minutos, no más, porque si no se deshacen las castañas (yo me pasé de tiempo).
Retirar el clavo y envasar las castañas y el almíbar en un bote esterilizado. Cerrar bien, y dejar dado la vuelta durante 24 horas. Si queremos asegurarnos de hacer el vacío en el bote, seguir este procedimiento.


Y aprovecho para recordaros que aún podéis participar en el concurso "La despensa de los blogs" organizado por Kako e Idania:

Konfituere_2

martes, 20 de octubre de 2009

HEMC#37. Un rebozado, dos tipos de buñuelos: flor de calabacín y pera


El tema del HEMC de este mes son los aperitivos, y lo ha elegido Maragda de La Quinta de Luculus. El aperitivo, como todo el mundo sabe, es una costumbre española que consiste en beber un vinito o una cerveza antes de la comida, acompañado de una tapa ligera. En Francia también existe la costumbre del apéritif, que aunque suene igual no tiene nada que ver, ya que consiste, únicamente, en tomar una bebida alcohólica antes de la comida. Una diferencia fundamental entre ambas costumbres es que el aperitivo, en España, no se suele tomar en el mismo sitio en donde vas a comer, mientras que en Francia el apéritif te lo sirven mientras esperas la comida. Ambas palabras vienen del vocablo latino aperire, que significa abrir. Abrir el apetito, supongo.

Mi primera reacción fue pensar en preparar algo salado, pero tenía esta receta que me dio Cannella, y pensé que sería perfecta para un aperitivo. Además, mis calabacines ya están en las últimas y en España la única manera de conseguir flores de calabacín es recogiéndolas una misma del campo, así que era ahora o nunca.
Como ya os he dicho muchas veces, Canny es la gurú cibernética de la cocina italiana. Su blog, La Zuccheriera, es referencia obligada para cualquiera que tenga interés en la cocina italiana.

Ingredientes para 6 flores:

6 cucharadas soperas de harina de repostería
10 gr de azúcar
1/2 cucharada de café de grappa
1/2 cucharada de café de aceite de oliva virgen
1 cucharada sopera de vino de miel (en la receta original es marsala)
100 ml de leche
1´5 gr de levadura fresca
1 cucharada de café de agua de azahar (en la receta original es limón)
1 pizca de sal
azúcar glas

Mezclar bien los ingredientes hasta obtener una pasta sin grumos. Limpiar las flores, secarlas con cuidado y rebozar. Freír en aceite bien caliente, depositarlas en papel de cocina para que se absorba el aceite sobrante, y rebozar con azúcar glas.
Son deliciosas. El rebozado tiene un sabor muy delicado, lo que sobró lo usé al día siguiente para hacer unos buñuelos de pera y el resultado fue también fantástico.
Canny, ¡muchas gracias por pasarme la receta!


viernes, 16 de octubre de 2009

El pan de cada día


Con motivo del World Bread Day 2009, voy a hacer un homenaje al pan de cada día. Al pan sencillo, sin florituras, el que no lleva semillas, ni harinas raras, ni especias, ni leche, ni nada más que harina de trigo, masa madre, agua, levadura y sal. Un homenaje a la barra de pan, la de toda la vida, la que nuestra madre nos mandaba a comprar los sábados por la mañana, cuando terminaba "La bola de cristal".
La receta la puse hace algún tiempo aquí: 200 gr de masa madre de trigo (la mía es San Francisco Sourdough, una joyita que me regaló QJones), 450 gr de harina de fuerza, 10 gr de sal, 2 gr de levadura fresca, 240 gr de agua tibia.
Y bueno, en las fotos, además, se ve que una, poco a poco, está aprendiendo a formar las barras, porque la primera vez que las hice ¡quedaron bastante más feas!

miércoles, 14 de octubre de 2009

Daring Cooks Oct'09: Vietnamese Veggie Pho - Sopa vietnamita vegetariana

El reto de los Daring Cooks de este mes lo propuso Jaden, del blog The Steamy Kitchen. Se trata de preparar una sopa típica de Vietnam, llamada Pho, cuya característica principal es el montón de especias con el que se elabora el caldo. La receta original era una sopa de pollo, pero yo decidí hacer una versión vegetariana sustituyendo el caldo de pollo por caldo de verduras, el pollo por setas, y la salsa de pescado por salsa de soja. Lo que no he tocado son las especias con las que se prepara el caldo porque, además, esa era una de las reglas del reto. Había que usar clavo, anís estrellado, semillas de cilantro y raíz de jengibre, y había que tostarlas.
Lo que me gusta de estos retos es que preparas platos que nunca se te habrían ocurrido. Por ejemplo, creo que en la vida le habría puesto clavo a una sopa. Nuez moscada, vale, pero clavo... Y después de haber preparado este pho, creo que va a pasar a ser una de esas recetas-comodín que preparamos a menudo, ya que es sencilla, rápida (si tenemos el caldo de verduras previamente preparado) y el resultado es espectacular: delicado, sorprendente, sabroso, aromático.... Gracias por la receta, Jaden.

The October 2009 Daring Cooks’ challenge was brought to us by Jaden of the blog Steamy Kitchen. The recipes are from her new cookbook, The Steamy Kitchen Cookbook. Thanks, Jaden!!!!

Ingredientes (para dos personas)

1 cucharada sopera de semillas de cilantro
2 clavos
1 anís estrellado
1 litro de caldo de verduras
500 gr de setas shii-take y portobello
un buen trozo de raíz de jengibre, pelada y machacada
1 cucharada sopera de azúcar
1 cucharada sopera de salsa de soja

250 gr de fideos de arroz

- para el caldo de verduras
1/2 cebolla
1/2 brócoli
3 zanahorias, 1/2 calabacín y 1 calabaza potimarrón, todo de nuestra huerta :)

Acompañamiento:
1/2 cebolla, cortada en juliana, y pochada en la misma sartén en la que se tuestan las especias
Cilantro y albahaca frescos
1/2 lima
Brotes de fenugreco

Los secretos de este plato son: primero, tostar las especias, y segundo, tener un buen caldo. Como en esta casa está prohibido el caldo de bote, preparé un caldo de verduras casero. Puse todas las veduras en una olla, y lo dejé que hirviera a fuego lento durante un par de horas. Lo colé, lo guardé en la nevera, y con las verduras hicimos un pastel riquísimo.
Para preparar el pho:
- lo primero que hay que hacer es tostar las especias. Para ellos ponemos una sartén a fuego medio, y echamos las semillas de cilantro, los clavos, el anís estrellado y el jengibre, y durente un par de minutos no dejamos de darles vueltas para que no se quemen. Cuando empiecen a soltar su aroma, lo retiramos del fuego. Yo reservé la sartén para pochar la cebolla y las setas.
- a continuación en una olla se ponen todos los ingredientes (incluyendo las especias tostadas) excepto las setas. Se pone a fuego fuerte hasta que empieza a hervir. Entonces se reduce a fuego medio y se deja, al menos, 30 minutos (yo no tenía prisa y lo dejé una hora).
- mientras tanto, en la sartén donde tostamos las especias pochamos la cebolla con un poco de aceite y la reservamos para servirla como acompañamiento. Luego cortamos los shii-takes y los portobellos en láminas y los doramos en la misma sartén, con un chorrito de limón, y reservamos también.
- cuando esté el caldo, lo colamos para retirar las especias, lo volvemos a poner en la olla, añadimos las setas, y dejamos que vuelva a hervir unos 10-15 minutos para que el caldo coja el sabor de las setas. Mientras, preparamos los fideos siguiendo las indicaciones del paquete.

Servimos la sopa con las setas en cuencos, añadiendo los fideos. En la mesa disponemos en varios recipientes la cebolla pochada, los brotes, la lima y el cilantro y la albahaca para que cada comensal se los sirva a su gusto.



martes, 6 de octubre de 2009

La despensa: mermelada de tomates "a lo Mc Gee", la mejor mermelada de moras y un chutney de higos y dátiles

Continuando con la entrada anterior, y coincidiendo con el concurso "La despensa de los blogs" que han organizado Kako e Idania, estoy aprovechando los últimos coletazos del verano, los últimos tomates, los higos que estamos recogiendo en grandes cantidades en la huerta, y las moras de Anaga, para terminar de preparar una buena despensa de cara al invierno. Una cosa de la que estoy muy orgullosa, es que en nuestra despensa sólo hay productos recogidos por nosotros, en la huerta o en el monte. No hay nada comprado. Puede parecer una estupidez, pero cuando veo nuestros botes de conservas pienso en el magnífico regalo que nos hace la naturaleza y me alegra saber que todos esos frutos han crecido usando como única energía la luz del sol y han ido directos del árbol al bote. Ya, ya sé que suena un poco "comeflores", pero, qué queréis que os diga, para mi es una gran satisfacción.

Recetas de mermelada de tomates habréis visto por docenas en la blogosfera. En todas las que vi yo, pelaban los tomates y les quitaban las semillas antes de ponerlos en la olla, y la primera vez que hice mermelada de tomates también lo hice así. El resultado fue bueno, pero el sabor, el aroma de los tomates no estaba muy presente. Así que fui a mi libro de cabecera, el "Mc Gee", y allí leí que "los tomates tienen cuatro tipos diferentes de tejido: una cutícula o piel fina y dura; la pared exterior del fruto; la médula central, y una gelatina que rodea las semillas. El tejido de la pared contiene la mayor parte de los azúcares y aminoácidos, mientras que la concentración de ácido en la gelatina es el doble que en la pared. Y la mayoría de los compuestos aromáticos se encuentran en la cutícula y la pared". Pelar los tomates y quitarles la gelatina cambia el equilibrio de sabores a favor de la dulzura y sacrifica el aroma. Así que puse sus enseñanzas en práctica, primero con la salsa de tomates, y tras ver los buenos resultados, con la mermelada. Cogí unos tres kilos de tomates, los lavé, los partí por la mitad, y los puse, enteros, en una sartén de hierro, de fondo grueso, a fuego bajo. Allí los dejé un buen rato, hasta que se ablandaron, y dejé que se redujeran un poco. A continuación los pasé por el chino, los pesé y los puse en una cacerola junto con la mitad de su peso en azúcar y un chorrito de limón. Y allí lo dejé, a fuego lento, removiendo de vez en cuando, hasta que alcanzó consistencia de mermelada.
El resultado ha sido una mermelada con un pronunciado sabor a tomates, muy, muy pronunciado. Una diferencia abismal con la otra.


La mermelada de moras también es una receta que se puede encontrar en muchos libros, pero la nuestra es la MEJOR, y lo es porque tiene truco. El truco es que a D. no le gustaba la mermelada de moras porque le fastidiaba mucho que se le quedaran todas las semillitas de las moras entre los dientes. Así que decidió pasar las moras por el chino. A mi, francamente, me parecía una burrada. Pero me tuve que comer mis palabras, porque lo que se queda en el chino no es gran cosa, y además el muchacho preparó la mejor mermelada de moras que he probado nunca. Tras pasarlas por el chino, puso el puré resultante en una cacerola con el azúcar (400 gr de azúcar para 500 gr de moras) y lo redujo hasta que consiguió una buena consistencia. Y quedó una mermelada muuuuuuy delicada.

El tercer producto estrella del momento son los higos. El fin de semana anterior recogimos 6 kilos, y preparé mermelada. El pasado recogimos 3 y decidí preparar otra de mis conservas favoritas: chutney. En el libro "Conservas" encontré esta receta de chutney de higos y dátiles que, según el autor, data de la época victoriana.

Ingredientes:

1 kilo de higos (el peso de los higos ya pelados)
250 gr de cebolla picada finamente
250 gr de dátiles deshuesados y picados
500 gr de azúcar
400 ml de vinagre de jerez
2 cucharaditas de sal
2 cucharaditas de pimentón dulce
100 gr de raíz de jengibre picada
1 cucharadita de mostaza

La víspera, poner los higos pelados y cortados en cuartos en un bol junto con el azúcar. Al día siguiente, poner los higos con el azúcar en una cacerola a fuego lento, junto con el resto de ingredientes, y remover y dejar que reduzca hasta que tenga consistencia de mermelada. Dejar reposar un mes antes de comérselo.

En los tres casos, recomiendo esterilizar los botes que se vayan a utilizar, envasar en caliente, cerrar bien y dejar que los botes se enfríen dados la vuelta. Y si así no se ha hecho el vacío, seguir este procedimiento.

Y aquí dejo una foto de mi despensa, tal cual es. Arriba, las mermeladas (de tomate, de higo y de mora) y el chutney de higos y dátiles. Abajo la passata, el pisto, la salsa de tomate, y falta el chutney de calabacín (o lo que queda de él),que está en la nevera.


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