Ya tenemos el huerto a pleno rendimiento. El sábado pasado volvimos a
casa con nuestra habitual bolsa cargada de cosas ricas: lechugas,
espinacas, zanahorias, acelgas, remolachas, rúcula, guisantes....
Hicimos el semillero de tomates, pimientos y berenjenas de cara al
verano. El fin de semana anterior sembramos judías borlotti, con las que
hicimos hace un tiempo este hummus, y dos tipos de habichuelas,
con unas semillas que compré en Kokopelli aprovechando mi viaje a Lyon.
Los puerros crecen y las cebollas ya han agarrado. En breve tendremos
hinojo de bulbo y brócoli morado. En fin, que la vida ha vuelto a la
normalidad y de nuevo estamos autoabasteciéndonos, y para hacer los
honores a nuestras remolachas hemos elegido esta receta. En realidad
llegamos a ella a través del blog de Sprouted Kitchen quien había ya
tuneado a su manera la misma receta. Es una receta que se prepara en
menos de 15 minutos y sorprende por su sabor y vistosidad. Además para
la receta utilizamos una miel de acacia a la trufa blanca que nuestro
querido F. nos trajo de su madre patria con forma de bota, y que tiene
un sabor espectacular y es una maravilla para usarla en aliños y
macerados.
Ingredientes,
1 cucharada sopera de mantequilla
2 cucharadas soperas de aceite de oliva virgen extra
un par de remolachas de tamaño mediano
un par de zanahorias
2 cucharaditas de miel de acacia a la trufa blanca (pero se puede usar cualquier otra miel)
2 cucharadas soperas de vinagre de Módena
para el aliño,
aceite de oliva virgen extra
1 cucharada sopera de vinagre de Módena
1/2 cucharadita de comino molido
sal y pimienta
semillas de sésamo
lechugas variadas
Empezamos troceando la verdura. Lo atractivo de este plato consiste en resaltar la forma original de las verduras que dan un color
explosivo a la ensalada cuando se sirven sobre una base verde de
lechuga. Nosotros cortamos las zanahorias a lo largo a modo de varas de
unos 10 cms de largo. En la receta original utilizaban remolachas
jóvenes (baby). Como las remolachas que recogimos de la huerta tenían un
tamaño medio las cortamos en rodajas no muy gruesas (menos de medio
centímetro) para asegurarnos de que se hicieran bien.
En una sartén de tamaño medio derretimos la mantequilla con el aceite de oliva. Añadimos las remolachas y zanahorias troceadas y salpimentamos. Cubrimos y cocinamos a temperatura media-baja, removiendo de vez en cuando, hasta que las remolachas estén crujientes pero tiernas. Todo dependerá de lo tiernas que sean tus verduras, que en nuestro caso fueron unos diez minutos. Las zanahorias habrán cogido un color rojo intenso. Añadimos la miel y dos cucharadas de vinagre, a fuego lento moviendo un poco la verdura para que se impregnen bien hasta que se vean ligeramente glaseadas (2-3 minutos). Retiramos las verduras en un bol, y dejamos que se templen antes de usarlas.
Disponemos las verduras glaseadas sobre las hojas de lechuga y vertemos encima la vinagreta hecha con aceite de oliva, la cucharada restante de vinagre y el comino. Aderezamos con semillas de sésamo por encima.
Se puede preparar la verdura el día antes dejándola tapada en la nevera. De esta manera el glaseado quedará más brillante, y los sabores más consolidados.
En una sartén de tamaño medio derretimos la mantequilla con el aceite de oliva. Añadimos las remolachas y zanahorias troceadas y salpimentamos. Cubrimos y cocinamos a temperatura media-baja, removiendo de vez en cuando, hasta que las remolachas estén crujientes pero tiernas. Todo dependerá de lo tiernas que sean tus verduras, que en nuestro caso fueron unos diez minutos. Las zanahorias habrán cogido un color rojo intenso. Añadimos la miel y dos cucharadas de vinagre, a fuego lento moviendo un poco la verdura para que se impregnen bien hasta que se vean ligeramente glaseadas (2-3 minutos). Retiramos las verduras en un bol, y dejamos que se templen antes de usarlas.
Disponemos las verduras glaseadas sobre las hojas de lechuga y vertemos encima la vinagreta hecha con aceite de oliva, la cucharada restante de vinagre y el comino. Aderezamos con semillas de sésamo por encima.
Se puede preparar la verdura el día antes dejándola tapada en la nevera. De esta manera el glaseado quedará más brillante, y los sabores más consolidados.
Qué lujo...
ResponderEliminarAdoro esas zanahorias, gorditas, me encantan y la remolacha fresca me parece un lujo.
ResponderEliminarExquisito como siempre, que envidia tener las verduras bio en casa.
Besos.
Ya habéis vuelto a las buenas costumbres jeje que envidia me da vuestra huerta, por cierto ¿dónde la tenéis? porque en la terraza no os cabe ¿o si? ;P
ResponderEliminarMe encanta esta ensalada y pensar en los sabores que tienen que tener recién cosechada casi da pena glasearla. Un abrazo
ResponderEliminarHola, soy Ana de Fooduel.com. Es un sitio en el que los usuarios califican recetas.
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Saludos
Estoy enamorada de la forma de vuestras verduras. Esas zanahorias son preciosas! Y deben estar buenísimas, seguro. Me ha gustado mucho la receta, me encantan las hortalizas "de raíz" y el toque de miel es ideal.
ResponderEliminarUn abrazo
Una ensalada muy atractiva y con una pinta genial! Me ha encantado descubrir tu blog, sobre todo el apartado de pasta fresca. Ya soy tu seguidor! Besos de Pasta Academy.
ResponderEliminarQué maravillosa ensalada!!! Cómo disfrutas con tu huerto. Nosotros tenemos uno, pero es pequeñito así que debemos elegir lo que plantamos... Ojalá y pudiéramos cosechar hasta trigo (como tu!!!).
ResponderEliminarUn besote,
IDania
Una ensalada de lujo! Debe tener un sabor intenso!
ResponderEliminarBesos
Mónica-Recetas de Mon