Llevo un mes largo desconectada del blog y de la blogosfera. Estas navidades me fui a Madrid y ni me llevé el portátil, preferí dedicar todo el tiempo disponible a la familia y los amigos. Y a la vuelta entre hacer roscones de reyes, el curro y algunas visitas que vinieron poco tiempo me ha quedado. Pero no podía faltar a mi cita con Ventanas Verdes. Terminé el año 2013 con ellas y comienzo el 2014 con ellas también.
Este mes el tema que hemos elegido es el calcio en la dieta. Necesitamos calcio para que nuestros huesos estén fuertes y sanos. Pero cuando hablamos de qué alimentos son ricos en calcio todo el mundo piensa automáticamente en la leche. Sin embargo hay muchos otros alimentos que contienen cantidades de calcio suficientes como para que alguien que no puede o no quiere tomar lácteos tenga sus necesidades de calcio cubiertas. El brócoli, las almendras, la avena o el sésamo son algunos de ellos. En el caso del sésamo asimilaremos mucho mejor el calcio si lo que tomamos es tahini, que es una pasta que se hace moliendo el sésamo. El tahini se usa muchísimo en la cocina de oriente próximo, y también en la cocina griega y turca. En Turquía preparan un dulce que se llama halva, y que es una especie de turrón blando de sésamo. Yo me he aficionado a desayunar todos los días una tostada con tahini y miel, que según nos contó un amigo es el desayuno nacional en Líbano y Siria.
Algo a tener en cuenta es que para asimilar el calcio nuestro cuerpo necesita vitamina D, y según muestran algunos estudios en particular vitamina D3. La vitamina D3 (corrección de Lucía ;) sólo se encuentra en alimentos de origen animal, como la yema de huevo, la mantequilla (siempre que sea de leche de vacas alimentadas con pasto), algunos pescados.... También la sintetiza el cuerpo de manera natural al recibir radiación ultravioleta. Algo que me ha resultado muy curioso ha sido aprender que la vitamina D3 se sintetiza ¡a partir del colesterol! Esa sustancia que tenemos por el enemigo, pues resulta que los veganos la necesitan para sintetizar vitamina D3, ya que ellos no consumen tampoco huevos y, por lo tanto, no se alimentan con ningún producto que contenga vitamina D3. Y los veganos que viven en sitios donde da poco el sol tienen que tomar suplementos de vitamina D, ya que de otra manera corren el riesgo de tener serios problemas de huesos.
Yo este mes he optado por hacer unas galletas para el desayuno muy ricas en calcio. La receta es una adaptación, muy muy libre, de unas galletas de tahini que vi en el libro Jerusalem, de Yotam Ottolenghi y Sami Tamimi. He reducido la cantidad de azúcar, y he usado panela. También he sustituido parte de la mantequilla por aceite de oliva, y he usado harina integral y he sustituido parte de la harina de trigo por almendra molida y cacao en polvo. Vaya, que mi receta no tiene nada pero nada que ver con la de Ottolenghi, pero que su libro fue mi fuente de inspiración. Si queréis podéis hacer estas galletas veganas si sustituís la mantequilla por aceite de oliva. Yo no lo hice porque la mantequilla contiene vitamina D, que como expliqué antes es necesario para asimilar el calcio. Estas galletas son muy fáciles de hacer. Su sabor recuerda un poco a los polvorones, supongo que por la almendra. Es como un polvorón crujiente de halva. No son nada empachosas y son muy ligeras.
Ingredientes,
100 gr de panela (o azúcar moreno)
50 gr de mantequilla ecológica (de leche de vacas alimentadas con pasto)
75 gr de aceite de oliva virgen
1/2 cucharada de extracto de vainilla
100 gr de tahini
120 gr de almendra molida
175 gr de harina de trigo integral
25 gr de cacao en polvo
Calentamos el horno a 190ºC.
Batimos la panela rallada con el aceite de oliva y la mantequilla. Cuando tengamos una mezcla homogénea añadimos la vainilla y el tahini, mezclamos y añadimos la almendra molida, el cacao y la harina. Debe quedar una mezcla con la consistencia suficiente como para que podamos hacer bolitas.
Ponemos papel de hornear en una bandeja de horno. Vamos haciendo bolitas con la masa, y ponemos las bolitas en la bandeja de horno, separadas unos tres centímetros. Aplastamos las bolitas con un tenedor, haciendo marcas en dos direcciones perpendiculares.
Horneamos 15 minutos. Dejamos enfriar en una rejilla. Las galletas cuando las saquemos del horno estarán un poco balnditas, así que hay que traspasarlas a la rejilla con mucho cuidado.
Como siempre os animo a que abráis el resto de ventanas aquí.