Con esta receta inauguro una nueva etiqueta en el blog: la etiqueta wild food, que en castellano podría llamarse comida silvestre. Mira que me fastidia ponerlo en inglés, pero lo cierto es que la traducción no me convence demasiado y no he encontrado otra mejor. Así que se queda en inglés. Este es un concepto que está extendiéndose mucho por el mundo anglosajón, y que consiste en aprender a conocer las plantas silvestres que nos rodean para alimentarse de ellas, o más bien, para incluirlas en nuestra dieta. En España el asunto no pasa de recoger setas o castañas, pero la realidad es que hay un montón de plantas por ahí que no sólo son comestibles sino que además son deliciosas, y que el desconocimiento y la desconexión con la naturaleza que nos rodea nos ha llevado a olvidar. Como por ejemplo el chenopodium album, vulgarmente llamado cenizo. Es una pena que hayamos perdido estos conocimientos sobre nuestra flora, así que de vez en cuando os daré recetas con plantas que solemos considerar "malas hierbas", que están al alcance de la mano, y que son muchas veces muy nutritivas.
Y aprovecho esta entrada para invitaros a visitar el nuevo blog del osito Paco, nuestro querido osito que nos daba de vez en cuando sus consejos sobre calidad alimenticia. Paco es un locávoro convencido y acaba de empezar un blog sobre locavorismo en Canarias. El locavorismo consiste en tratar de alimentarse de productos locales, y Paco nos dará consejos sobre cómo conseguirlo en Canarias. Mercados locales, productos de aquí, noticias, restaurantes y todo tipo de información que pueda ser útil a los que queremos que poco a poco nuestra alimentación sea más local. Ha escrito una extensa entrada sobre el chenopodium album, esta planta que tiene un intenso sabor a espinaca y con la que preparamos estos deliciosos huevos rotos, y que está al alcance de todos no sólo aquí sino también en la península.
Ingredientes:
aceite de oliva
1/2 cebolla
1 pimiento verde pequeñito
5 0 6 chirivías (de la huerta, ¡gracias María C. por enviarnos esas semillas!)
un buen puñado de hojas de chenopodium album (del que crece cual mala hierba en nuestra huerta)
un diente de ajo picado
dos huevos
sal
Cortar la cebolla, el pimiento y las chirivías en juliana. Rehogar en una sartén con un poco de aceite de oliva.
Lavar las hojas del chenopodium, y blanquearlas (o sea, hervirlas brevemente, un par de minutos). Colarlas y rehogarlas con el diente de ajo. Añadirlas a la sartén donde están el resto de verduras, y añadir los huevos (sin batirlos). Salar. Cuando estén un poco cuajados, romperlos, pero no remover demasiado.
Si queréis que queden más bonitos, emplatar con ayuda de un aro, o, como hacemos nosotros, con el envase de un yogur de medio litro al que le cortamos el culo (la versión barata de un aro de emplatar).
Y bueno, ahora ya por fin, ¡nos vamos de vacaciones!
Os dejo con estas fotos de nuestra huerta, en las que podéis ver nuestras tomateras y, en primer plano a la izquierda, los tupinambos, generoso regalo de Au, que están creciendo como locos y ¡ya alcanzan los dos metros!.