Cada temporada, durante un tiempo, trato de mantener todo bajo una cierta apariencia de control, arrancando las malas hierbas, podando de nuevo los calabacines para que las acelgas puedan respirar, desenrendando las plantas de alubias antes de que lleguen a estrangular a sus vecinas más delicadas. Pero a finales de agosto suelo rendirme y dejo que el jardín siga su camino mientras por mi parte trato de mantenerme al ritmo de la abundante cosecha del final del verano. Llegado este punto, lo que pase en el jardín ya no tiene nada que ver conmigo, por mucho que fuese yo quien hubiese echado todo a rodar allí por mayo. Me gusta mucho la firmeza y el orden cerebral de la primavera, pero también encuentro un placer maduro, casi sensual, en el abandono característico de agosto.
Michael Pollan, "La botánica del deseo"
Creo que cualquiera que cultive un huerto se sentirá identificado con estas palabras de Michael Pollan. Al principio, una trata de mantener todo en orden, las tomateras bien enganchadas a sus espalderas y bien podadas, los calabacines en su sitio sin que invadan el huerto del vecino..... pero llega un momento en el que recoger fresas, tomates, higos y zanahorias, y conservar toda esa cosecha, ya es una actividad suficientemente absorbente.
Este año hemos tenido una abundante cosecha de tomates, sobre todo. Y las fresas llevan produciendo abundantemente desde abril. En este momento andamos recogiendo higos como locos, y como el calor ha remitido un poco las lechugas han vuelto a crecer. Y todo eso se juntó en esta ensalada: higos, tomates cherry, lechuga batavia y hoja de roble. 100% huerta. Aliñado con aceite de menta, preparado con la menta que crece salvaje en la finca. Cualquiera que haya probado una lechuga recién recogida, que ha madurado bajo el sol plantada en tierra, no será capaz ya de comer las lechugas hidropónicas que venden en el super. A nosotros nos pasa, nos hemos dado cuenta de que ya sólo comemos lechugas cuando tenemos de nuestro huerto.
Y estas son la conservas que hemos ido preparando a lo largo del último mes: con los tomates, mermelada, passata y pisto, y también hemos preparado mermelada de higos y de moras.
Y gazpacho, mucho gazpacho. Pero ese no lo conservamos, porque está tan bueno que no dura ni 5 minutos. Tratamos de secar tomates construyendo una deshidratadora solar, pero fue un fracaso total. Hay tanta humedad aquí que los tomates se pudrieron antes de secarse.
Ahora toca preparar los cultivos de invierno. Espinacas y lechugas, nuevamente rabanitos, brécol y coles. Empieza un nuevo ciclo. Creo que nunca he disfrutado tanto de las estaciones, nunca las he percibido en todo su esplendor, como ahora con el huerto.
Por cierto, que con esta entrada aprovecho para participar en el consurso "La despensa de los blogs" organizado por Kako e Idania, ¡gracias por la iniciativa!