Llevo una semana bastante cabreada. Un individuo (un científico español, aunque no sé si merece el nombre, el de científico, quiero decir) acaba de publicar un panfleto en el que se dedica a poner a parir la agricultura ecológica y a defender las transgénicos. Mi cabreo es monumental porque este individuo en cuestión tiene intereses, claros y demostrados, en la industria OGM, y ha aprovechado lo de ser profesor universitario para que su panfleto pase por verdad absoluta, aunque no aporta ni una prueba de su afirmación de que los alimentos ecológicos no son más saludables, mientras que otros estudios, estos serios, demuestran que sí lo son, como ya os comenté aquí. La información que aporta es pura manipulación, en el enésimo intento de la industria OGM por atacar lo ecológico. Y mi cabreo es doble porque viendo el currículo del individuo no acierto a entender cómo ha llegado a profesor, cuando su nivel de publicaciones está en el de un postdoc mediocre, lo que reafirma mis sospechas de que o bien algo huele a podrido en el sistema científico español o bien la sombra de la Garmendia es, efectivamente, muy muy alargada. Y no os doy el nombre del científico ni del panfleto porque no quiero hacerle publicidad.
Y ahora al plato, que me voy por las ramas, y además necesito alegrarme y la visión de mi huerta es suficiente para quietarme las penas.
La gracia de esta receta son, sobre todo, los ingredientes, que proceden de nuestra huerta. Las zanahorias, las cebollas, los puerros y la enorme col china. La col china viene de semillas que nos regaló Au. Ya os he dado mucho la lata con lo maravilloso que es comer verduras que has visto crecer, verduras recién cosechadas, que sabes perfectamente qué tienen y qué no tienen. En este caso, además, sabíamos hasta de donde venían las semillas.
La col china, Brassica pekinensis, es una verdura rica en vitaminas A y C, aunque no se debe consumir en exceso ya que contiene glucosinolatos, que aunque previenen el cáncer en pequeñas dosis en grandes dosis pueden ser tóxicos.
Y como es una receta sencilla que se basa en la materia prima, decidimos cocinar con el wok para preservar al máximo el sabor de la verdura. Un wok de hierro fundido tiene la ventaja de
calentarse mucho de manera que la comida se hace rápidamente sin perder
sus nutrientes. Las verduras quedan
crujientes pero no crudas, un punto que es muy difícil de conseguir con
una sartén normal.
Para cocinar en wok hay que seguir unas pautas:
- tener todo preparado antes de poner el wok al fuego
- calentar el wok a fuego vivo
- cortar todo y dejar las salsas preparadas, porque una vez puestos en faena, tendremos que remover constantemente lo que hayamos puesto al fuego, porque se hace realmente rápido, de manera que no nos dará tiempo a andar pelando y cortando otros ingredientes
- cortar todo en trozos de un tamaño uniforme, y no demasiado grande
- ir añadiendo las verduras por tandas
En este caso, pelamos y cortamos todas las verduras y preparamos una salsa con dos cucharadas soperas de salsa de soja tipo
japonés y una cucharada de miel diluída con un poquito de agua. En este vídeo podéis ver cómo se prepara la col china.
Ponemos el wok al fuego, cuando ya estaba un poco caliente
pusimos un poco de aceite de oliva virgen en el fondo, no demasiado,
esta es otra ventaja del wok, que se puede cocinar sin apenas aceite.
Cuando esté bien caliente el aceite, se rehogan las verduras removiendo constantemente. Cuando estén a punto se añade la salsa.
Como está tan caliente, la salsa empezará a hervir rápidamente, y en
cinco minutos las verduras estarán en su punto.
Previemente habíamos preparado unos noodles al huevo. La manera de
prepararlos depende del tipo de noodles, en este caso había que hervir
agua y añadir los noodles justo cuando hierve, retirar del fuego, tapar,
dejar 5 minutos, y al colador.
Añadir los noodles al wok y mezclar bien. Una vez preparado, hay que servir rápidamente y comer bien caliente.
El wok hay que limpiarlo con una esponja y agua sin jabón. No se debe
dejar sucio mucho tiempo ni tampoco con agua, para que no se oxide. Una
vez limpio, aplicar una capita de aceite. De esa manera se conservará en
óptimas condiciones durante mucho tiempo.