Este mes, siguiendo la tradición, las Ventanas Verdes publicamos nuestras recetas de conservas. Y aunque lleve dos meses sin decir ni mú, os aseguro que he seguido cocinando, conservando, y atendiendo en lo posible la huerta, así que el reto de este mes me pilla preparada. Cierto es que con la edad que tiene Sami ahora es difícil trabajar la huerta. Está en un momento de actividad febril, quiere explorarlo todo pero aún no camina de manera autónoma, pero sobre todo, por encima de todas las cosas, no soporta estar quieto. Así que pretender ponerte a escardar con él en la mochila es pecar de ingenuo. A menos que haya suerte y se quede sopa (cosa que ya sólo sucede una vez al día) empezará a quejarse a los 10 minutos. Sami es lo que venimos denominando un "bebé-ardilla". Así que este verano nos centramos en los tomates, las calabazas, las berenjenas y poco más.
Hace un par de años ya os expliqué mis motivos para sacar tiempo de debajo de las piedras para conservar mi cosecha. Pese a tenerlo claro, este año, con la dificultad añadida de que hasta no acostar a Sami no podía ponerme a conservar, reconozco que hubo momentos en los que me decía a mi misma ¿por qué?¿por qué te metes en estos líos? Y justo en ese momento, cuando mis ánimos estaban a punto de ser aplastados por unos kilos de tomates, leí esta nueva entrada de Erika: The crush of the harvest. Crush podría traducirse como "colisión" o también en su forma verbal significa "aplastar". Os hacéis una idea de qué va la entrada, ¿no? El "aplastamiento" de la cosecha, o ese momento en el que te agobias sólo de pensar en la pila de verduras que te quedan por procesar. Lo que Erika viene a decirnos es que hay luz al final del túnel, que en cuestión de unas semanas el pico de producción de la huerta habrá pasado, y cuando en invierno abras esos botes de salsa de tomate te alegrarás de haber hecho el esfuerzo de envasarlos. Y sí, así es. Pero de vez en cuando viene bien que te lo recuerden.
La receta del Chutney de ciruelas la he sacado del libro Preserving by the Pint, y la de la Mermelada de tomate, albahaca y vinagre de jerez del libro Canning for a new generation. Ya os hablé de ellos el año pasado. Sigo pensando que son libros fabulosos para los huerteros urbanitas aficionados a conservar una cosecha con superávit pero que no tienen ni el tiempo ni el espacio de hacer toneladas de un sólo producto. Tienen recetas muy originales y bien explicadas, hasta el momento ninguna ha fallado.
Ambas recetas son espectaculares como aperitivo, para acompañar carnes o arroz en una cena rápida. Por cierto, animo a quien pruebe a hacer el Chutney de ciruelas a que me deje un comentario diciendo si el sabor le recuerda a algo. D. desde el momento que lo probó dijo que le recordaba a un sabor de nuestra infancia. Tardó un poco en dar con qué era, pero cuando por fin dio con ello..... ¿a qué no os imagináis qué es?
Por cierto, antes de empezar a hacer las conservas os animo a leer este tutorial. Y si os interesa el tema, aquí podéis encontrar todas mis recetas de conservas.
Ambas recetas son espectaculares como aperitivo, para acompañar carnes o arroz en una cena rápida. Por cierto, animo a quien pruebe a hacer el Chutney de ciruelas a que me deje un comentario diciendo si el sabor le recuerda a algo. D. desde el momento que lo probó dijo que le recordaba a un sabor de nuestra infancia. Tardó un poco en dar con qué era, pero cuando por fin dio con ello..... ¿a qué no os imagináis qué es?
Por cierto, antes de empezar a hacer las conservas os animo a leer este tutorial. Y si os interesa el tema, aquí podéis encontrar todas mis recetas de conservas.
CHUTNEY DE CIRUELAS (3-4 botes)
1 kilo de ciruelas, deshuesadas y troceadas
170 gr de pasas
120 gr de cebolla picada
la ralladura y el zumo de 1 limón
240 ml de vinagre de manzana
225 gr de azúcar moreno
1 trozo de raíz de jengibre (~3 cms) pelada y rallada
2 cucharaditas de café de semillas de mostaza
1 cucharadita de café de clavo molido
1 palo de canela
1/2 cucharadita de chile (opcional)
Mezclar todo en una olla y llevar a ebullición. Bajar el fuego y dejar que se cocine, removiendo a menudo, durante una hora más o menos, o hasta que tenga consistencia de mermelada. Esto se puede comprobar poniendo una gota en un plato, dejando que se enfríe y viendo si gotea.
Para el envasado y el conservado, podéis ver este tutorial.
MERMELADA DE TOMATE, ALBAHACA Y VINAGRE DE JEREZ (4-5 botes)
950 gr de tomates, troceados
600 gr de manzanas, troceadas
1/2 limón, troeceado
225 gr de azúcar moreno
50 ml de vinagre de jerez
2 cucharadas soperas de albahaca fresca picada
Poner en una olla los tomates, manzanas y limón, a fuego medio. Cuando los tomates hayan soltado su jugo y las manzanas estén blanditas y se les haya separado la piel, quitar del fuego y pasarlo todo por el chino. El jugo resultante, mezclarlo con el azúcar y el vinagre y volver a ponerlo al fuego, hasta que alcance el punto de mermelada. Esto se puede comprobar poniendo una gota en un plato, dejándola enfriar, y viendo si gotea.
Para el envasado y el conservado, podéis ver este tutorial.
¡Os animo a que abráis el resto de Ventanas Verdes!