De izda a dcha y de arriba a abajo: ciruela negra, miel de Mexique, negro, picudo de los Andes, green zebra, acostillado francés |
Bajan las temperaturas. Llegan las primeras lluvias. Las calabazas terminan de madurar. Se va el verano y con él los tomates. Tienen que hacer sitio a los cultivos de otoño. Así que estamos aprovechando los últimos para preparar platos sencillos como este y, de paso, hacer un homenaje al que es sin duda el cultivo estrella del verano.
Este año hemos plantado 8 variedades: ciruela negra, miel de México, picudo de los Andes, green zebra, acostillado francés, ropreco, negro de Vancouver y amarillo pimiento. Algunos se nos han dado muy bien y otros rematadamente mal. Este año, de nuevo, hemos tenido que enfrentarnos al azote de la tuta absoluta, la puñetera polilla que llegó desde Sudamérica hace tres años y que, al no tener aquí enemigos naturales, campa a sus anchas causando estragos en las cosechas de tomates.
De todos los tomates el más productivo ha sido el miel de México, una variedad tipo cherry que lleva dándonos tomates más de mes y medio, y también el ropreco, de salsa, aunque la última tanda fue atacada por todo tipo de bichos y virus y tuvimos que arrancar la mata para que no contagiara a sus vecinos pimientos.
El green zebra sigue siendo uno de mis favoritos en cuanto a sabor, pero este año ha producido poquísimo, y además los tomates eran más pequeños que los años anteriores y algunos tenían un tono anaranjado. Está claro que se nos ha debido cruzar con otra variedad, así que posiblemente el año que viene volvamos a comprar semilla en lugar de sembrar la nuestra.
Por el picudo de los Andes, al principio, no apostábamos gran cosa. Veíamos la planta débil, y pensamos que no prosperaría. Sin embargo ahí sigue produciendo. Son unos tomates carnosos, sin casi agua ni semillas, muy aptos para hacer salsa.
El ciruela negra, que en veranos anteriores fue el campeón en productividad, este año no se nos ha dado muy bien. Las plantas han crecido muy poco y han producido poquísimo también, así que es probable que el año que viene tratemos de conseguir semilla para plantar porque debe ser que la que guardamos del año pasado no estaba en sus mejores condiciones. Y es una pena porque me encanta para ensalada. Tiene una textura fabulosa y no es casi ácido.
El amarillo pimiento ha sido un fracaso total. La verdad es que fueron los últimos que plantamos, y las matas se han quedado raquíticas. Han echado pocas flores y sólo hemos comido un par de pimientos. Lo cierto es que saqué las semillas de ese tomate cuando estuve en Lyon, por curiosidad. Es un tomate sin nada de agua, casi hueco por dentro y de color amarillo. Vamos, que se acerca más a la forma del pimiento, aunque sabe a tomate, pero tampoco es que tenga un sabor espectacular.
Por último el negro de Vancouver y el acostillado francés, ambos producen pocos tomates pero de tamaño y sabor espectacular. Son tomates para ensalada, aunque también nos hemos hecho nuestros buenos gazpachos con ellos. Estos dos son una maravilla, y las plantas son preciosas, con enormes hojas alargadas.
Y ¿para que os cuento todo este rollo? Pues porque me gusta mostrar que hay un mundo más allá del "tomate de ensalada-tomate de salsa" estandarizados en el súper. Esas bolas de corcho de color rojo por fuera (y más bien blanco por dentro) insípidas que el "agribusiness" (que no los agricultores) trata de hacer pasar por tomates. Toda la gente que conozco que se ha animado a plantar tomates y ha probado a lo que sabe un tomate "de verdad" no ha vuelto a comer los del súper. Nosotros, sin ir más lejos, no comemos tomates en invierno, excepto los que hemos embotado de nuestra huerta y el eventual tarro de salsa de tomate cuando se acaban los nuestros. Pero tomate en fresco, nada, porque en invierno es imposible encontrar un buen tomate, madurado al sol, incluso viviendo en el paraíso, como nosotros ;)
Si tenéis acceso a un trocito de tierra, un par de metros cuadrados basta, animaos a plantar unas matas y probad. No os arrepentiréis y disfrutaréis de unas ensaladas espectaculares durante el verano. Y si tenéis suerte y disponéis de unos metros más, plantad tomate de salsa y conservad unos botes para el invierno. Abrid uno de esos botes en enero y el sol del verano volverá a inundar vuestra cocina durante un ratito.
Os dejo con esta ensalada que preparamos combinando el tomate con otro de mis favoritos, los higos, y con la mozzarella y la albahaca, que también le van de miedo. Aliñado con aceite de oliva virgen y unas gotas de vinagre de Módena, no necesita más.
Y ¿para que os cuento todo este rollo? Pues porque me gusta mostrar que hay un mundo más allá del "tomate de ensalada-tomate de salsa" estandarizados en el súper. Esas bolas de corcho de color rojo por fuera (y más bien blanco por dentro) insípidas que el "agribusiness" (que no los agricultores) trata de hacer pasar por tomates. Toda la gente que conozco que se ha animado a plantar tomates y ha probado a lo que sabe un tomate "de verdad" no ha vuelto a comer los del súper. Nosotros, sin ir más lejos, no comemos tomates en invierno, excepto los que hemos embotado de nuestra huerta y el eventual tarro de salsa de tomate cuando se acaban los nuestros. Pero tomate en fresco, nada, porque en invierno es imposible encontrar un buen tomate, madurado al sol, incluso viviendo en el paraíso, como nosotros ;)
Si tenéis acceso a un trocito de tierra, un par de metros cuadrados basta, animaos a plantar unas matas y probad. No os arrepentiréis y disfrutaréis de unas ensaladas espectaculares durante el verano. Y si tenéis suerte y disponéis de unos metros más, plantad tomate de salsa y conservad unos botes para el invierno. Abrid uno de esos botes en enero y el sol del verano volverá a inundar vuestra cocina durante un ratito.
Os dejo con esta ensalada que preparamos combinando el tomate con otro de mis favoritos, los higos, y con la mozzarella y la albahaca, que también le van de miedo. Aliñado con aceite de oliva virgen y unas gotas de vinagre de Módena, no necesita más.
Wuwwww!!!! Que ensalada mas buenisima!!! Combinacion total de sabores!!!
ResponderEliminarVaya tomatazos!!! Pero bueno, os habeis puesto (Yolanda y tu) de acuerdo para ponerme los dientes largos... 2 son los tomates que voy a recoger este año en mi huerto de tierra!!!:-( La envidia (sana, eso si) me corroe...
Una cosecha espectacular y un post muy didactico, como siempre.
Muchas gracias y feliz fin de semana preciosa!
sonia, el cultivo del tomate es de los más difíciles de pillar el punto, seguro q el año q viene se te dará mucho mejor!!!
EliminarCon esos excelentes tomates, feos y llamativos, y con tus manos, has preparado una exquisita ensalada, como todo lo que haces.
ResponderEliminarBesotes
Ana y Víctor
Muchas gracias caminantes!
EliminarUysss ya sé qué voy a cenar esta noche!!!
ResponderEliminarY qué tal? Te gustó la combinación?
EliminarQue exquisita esa ensalada!, a mi me encanta el green Zebra, tiene un sabor exquisito.
ResponderEliminarQue buenos están los tomates, yo no he parado de aprovecharlos, pero ya se va la temporada.
Besos.
Kako, venden green zebra en Suiza? No me lo esperaba! Sí, están buenísimos en su momento, por eso en invierno soy incapaz de comerlos!
Eliminarjoer chica qué afición... eso de llenar la cocina de sol del verano con un frasco de tomate frito te ha quedado "niquelao"... nosotros este año nada, el huerto en barbecho y cinco matas que puse en tiestos, tomate malloquín de AB decía el sobre de las semillas, ni han madurado los tomates, fatal!! y por cierto, tú tienes claro eso de que cuando hay varias matas de tomates juntas se polinizan unas a otras e hibridan las semillas futuras?? beso fuerte
ResponderEliminarJa ja ja Au, eres único!!
EliminarLo del cruce lo tengo clarísimo. La muestra son nuestros tomates, que están cruzadísimos ya los pobres..... Los q resisten como campeones son los miel de mexico esos q nos diste, no veas lo bien que se han adaptado!! Y por cierto, vuelve al ataque con la huerta, joer, si tú en el fondo eres superfriki de estas cosas....
pues claro que lo voy a hacer pero tengo la parcela (ita) masacrada e híper abonada de cinco años seguidos a tutiplén... ni una lombriz; si no la dejo descansar me comen las plagas
Eliminar