Esta es mi contribución al primer reto que han organizado las chicas de Film&Food, un nuevo blog con poco tiempo de andadura pero con una temática muy interesante: cada mes propondrán una película y habrá que cocinar un plato relacionado con dicha película. A mí, que me encanta la cocina y me encanta el cine, me pareció una idea estupenda. La película propuesta para el primer reto fue Julie&Julia, de la que os hablé hace un año, cuando cociné el bouef bourguignon. Como ya os conté, trata de una chica en plena crisis de la treintena que decide hacer en un año todas las recetas del libro Mastering the Art of French Cooking, de Julia Child, su ídolo, y contarlo en un blog, y en paralelo narra la vida de la cocinera Julia Child. La peli es divertida, aunque no sea un peliculón que vaya a hacer historia y a ratos es un pelín ñoña. Pero para pasar el rato está bien, sobre todo si eres una gastrobloguera empedernida, ya que inevitablemente te verás indentificada, aunque sea un poquito, con alguna de las protagonistas. En esta ocasión había que cocinar alguna de las recetas que aparecen en dicho libro y como yo no lo tengo opté por una receta que sé que aparece en él, pero acudí a mi Larousse Gastronomique para buscar cómo prepararla (da la casualidad que mi Larousse me lo regaló D. por mi cumple, y ese es precisamente el libro con el que empieza a cocinar Julia Child después de que se lo regale su marido por el suyo, cuando se mudan a París). El plato en cuestión son las islas flotantes, îles flottantes. En la película, cuando a Julia los editores le dicen que tiene que revisar su libro para reducirlo de tamaño ya que de otra manera sería demasiado caro publicarlo, esta es la primera receta que revisa. Y bueno, viviendo en Tenerife, me pareció muy apropiado hacerla.
Las islas flotantes son un postre que consiste en una crema inglesa sobre la que flotan merengues cocidos. Es uno de esos postres de ingredientes muy sencillos (huevos, leche, azúcar) que se transforman como por arte de magia en algo sublime. Representan precisamente lo que me maravilla de la cocina, la posibilidad de transformar la materia de un estado a otro completamente distinto, sólo con el calor o con el batido. Porque, a ver ¿nunca os habéis planteado a quien se le ocurriría ponerse a batir huevos para hacer merengue? A mí me fascina.
Algo que me llamó la atención de la receta que aparece en el Larousse es que el merengue no lo hierve en leche, sino que lo cuece en el horno al "baño maría". Pero si lo dice el Larousse, amigos, va a misa.
Ingredientes:
3 huevos (yemas y claras separadas)
para la crema inglesa:
las 3 yemas
35 gr de azúcar granulado
250 ml de leche
1/2 cucharadita de esencia de vainilla
para el merengue:
las 3 claras
una pizca de sal
40 gr de azúcar glas
Primero preparamos la crema inglesa. Calentamos la leche con el azúcar granulado y la esencia de vainilla en un cazo, sin que llegue a hervir. Lo ideal es que alcance los 85ºC, si tenéis termómetro y podéis medirlo. En ese momento añadimos las yemas y removemos constantemente con las varillas hasta que la mezcla espese (en mi caso tardó 10 minutos). El punto ideal se alcanza cuando al pasar un dedo por una cuchara mojada en la crema la traza del dedo permanece. Retiramos del fuego, metemos el cazo en un bol con agua fría y continuamos removiendo hasta que la mezcla esté tibia. La pasamos a unos vasitos, los tapamos, y los dejamos enfriar unas horas en la nevera.
Mientras, preparamos el merengue. Calentamos el horno a 150ºC con una fuente con agua que será el baño maría. Montamos las claras con la pizca de sal añadiendo poco a poco el azúcar glas, hasta alcanzar la consistencia de picos duros. Pasamos a una fuente y ponemos esta en el horno, dentro del baño maría. Horneamos 15 minutos, o hasta que empiece a dorarse el merengue.
Dejamos enfriar antes de montar el postre.
Cuando vayamos a servir el postre sacamos los vasitos con la crema inglesa de la nevera, ponemos por encima de la crema una buena cucharada de merengue, y decoramos con ralladura de piel de limón.
Bon appétit!
3 huevos (yemas y claras separadas)
para la crema inglesa:
las 3 yemas
35 gr de azúcar granulado
250 ml de leche
1/2 cucharadita de esencia de vainilla
para el merengue:
las 3 claras
una pizca de sal
40 gr de azúcar glas
Primero preparamos la crema inglesa. Calentamos la leche con el azúcar granulado y la esencia de vainilla en un cazo, sin que llegue a hervir. Lo ideal es que alcance los 85ºC, si tenéis termómetro y podéis medirlo. En ese momento añadimos las yemas y removemos constantemente con las varillas hasta que la mezcla espese (en mi caso tardó 10 minutos). El punto ideal se alcanza cuando al pasar un dedo por una cuchara mojada en la crema la traza del dedo permanece. Retiramos del fuego, metemos el cazo en un bol con agua fría y continuamos removiendo hasta que la mezcla esté tibia. La pasamos a unos vasitos, los tapamos, y los dejamos enfriar unas horas en la nevera.
Mientras, preparamos el merengue. Calentamos el horno a 150ºC con una fuente con agua que será el baño maría. Montamos las claras con la pizca de sal añadiendo poco a poco el azúcar glas, hasta alcanzar la consistencia de picos duros. Pasamos a una fuente y ponemos esta en el horno, dentro del baño maría. Horneamos 15 minutos, o hasta que empiece a dorarse el merengue.
Dejamos enfriar antes de montar el postre.
Cuando vayamos a servir el postre sacamos los vasitos con la crema inglesa de la nevera, ponemos por encima de la crema una buena cucharada de merengue, y decoramos con ralladura de piel de limón.
Bon appétit!