Bueno, pues ya he tomado la dichosa decisión. Pero hasta que la cosa se formalice por completo, os dejo con la incógnita, jijiji..... Aunque todo apunta a que me quedo en el Chicharro por algún tiempo más ;)
Yo soy una panadera aficionada bastante obsesiva, hago pan todas las semanas, ya he olvidado la última vez que compré pan, creo que desde hace año y medio, desde el famoso pedido de los bannetones, sólo le compraba pan a Achim, el panadero alemán del mercado, de vez en cuando. Desgraciadamente, hace medio año Achim cerró la panadería, sin previo aviso. Yo seguí pasando por allí, semana tras semana, ya que aunque no le comprara pan a menudo sí que le compraba harina, levadura fresca, tarta de manzana o pretzels. Me gustaba pasar por allí, saludarle, y llevarme algo, era mi manera de apoyar al único panadero artesano no sé si de Tenerife pero desde luego sí de Santa Cruz. Poco antes de Navidad volvieron a abrir la tienda, pero en vez de Achim y sus panes lo que había allí era un amable colombiano vendiendo productos de su tierra. Le pregunté por Achim y me dijo "falleció hace 5 meses". Me quedé de piedra. Vamos, me habría echado a llorar. Así que este pan se lo dedico a Achim, que debe estar en el cielo de los panaderos, en donde los hornos son de leña, las cortezas son doradas y crujientes y el pan siempre sube bien.
Yo soy una panadera aficionada bastante obsesiva, hago pan todas las semanas, ya he olvidado la última vez que compré pan, creo que desde hace año y medio, desde el famoso pedido de los bannetones, sólo le compraba pan a Achim, el panadero alemán del mercado, de vez en cuando. Desgraciadamente, hace medio año Achim cerró la panadería, sin previo aviso. Yo seguí pasando por allí, semana tras semana, ya que aunque no le comprara pan a menudo sí que le compraba harina, levadura fresca, tarta de manzana o pretzels. Me gustaba pasar por allí, saludarle, y llevarme algo, era mi manera de apoyar al único panadero artesano no sé si de Tenerife pero desde luego sí de Santa Cruz. Poco antes de Navidad volvieron a abrir la tienda, pero en vez de Achim y sus panes lo que había allí era un amable colombiano vendiendo productos de su tierra. Le pregunté por Achim y me dijo "falleció hace 5 meses". Me quedé de piedra. Vamos, me habría echado a llorar. Así que este pan se lo dedico a Achim, que debe estar en el cielo de los panaderos, en donde los hornos son de leña, las cortezas son doradas y crujientes y el pan siempre sube bien.
Ingredientes:
250 gr de masa madre
300 ml de agua
1 cucharada de miel de caña
300 gr de harina de centeno gallego (otra de las estupendas harinas gallegas que me regaló Carmen)
150 gr de espelta asturiana
100 gr de harina de fuerza gallegaun puñado de almendras tostadas y picadas
8 gr de sal
Mezclar todos los ingredientes en un bol y amasar unos minutos. Dejar reposar unos minutos para que la harina absorba el agua. Amasar de nuevo en una superficie untada de aceite.
Untar un bol con aceite, meter la masa y dejar fermentar hasta que doble su tamaño.
Untar un bol con aceite, meter la masa y dejar fermentar hasta que doble su tamaño.
Pasado este tiempo, darle a la masa forma de baton (en esta entrada expliqué cómo se le da forma a un baton) y poner en un molde en el que previamente hemos puesto papel de horno, para luego poder desmoldar el pan con facilidad. Humedecer la superficie y poner avena por encima, presionando suavemente para que se pegue bien.
Dejar que la masa suba hasta el borde del molde. Precalentar el horno a 210º. Pulverizar agua por encima de la masa, y hornear durante 15 minutos a 210º y luego otros 30 minutos a 190º, hasta que el pan esté bien dorado. En caso de tener un termómetro, comprobar que la temperatura interior supera los 90ºC, así nos aseguramos de que el pan está hecho.
Retirar del horno, esperar 10 minutos antes de desmoldar y dejar enfriar en una rejilla.
Dejar que la masa suba hasta el borde del molde. Precalentar el horno a 210º. Pulverizar agua por encima de la masa, y hornear durante 15 minutos a 210º y luego otros 30 minutos a 190º, hasta que el pan esté bien dorado. En caso de tener un termómetro, comprobar que la temperatura interior supera los 90ºC, así nos aseguramos de que el pan está hecho.
Retirar del horno, esperar 10 minutos antes de desmoldar y dejar enfriar en una rejilla.
Aprovecho para contribuir con este pan a la estupenda iniciativa de Ben, que quiere animar a todo el mundo a que haga pan en casa.